La confusión entre la fantasía y la realidad alimenta los miedos nocturnos de los niños

Desde monstruos debajo de la cama hasta fantasmas en el armario, la mayoría de los niños experimentan miedos nocturnos.

Si bien la mayoría los superan por sí solos, para algunos niños existe el riesgo de desarrollar problemas de ansiedad más adelante en la vida, según una nueva investigación.

En el nuevo estudio, investigadores de la Universidad de Tel Aviv descubrieron que los niños en edad preescolar con miedos nocturnos persistentes eran mucho menos capaces de distinguir la realidad de la fantasía en comparación con sus compañeros.

Para probar su hipótesis de que la confusión entre fantasía y realidad tiene un fuerte impacto en los miedos nocturnos, los investigadores evaluaron a niños de entre 4 y 6 años. Del grupo, 80 fueron diagnosticados con miedos nocturnos severos y 32 con un desarrollo más normal.

Se evaluó a los niños en función de su capacidad para separar los hechos de la ficción basándose en informes de los padres y una entrevista estandarizada. Por ejemplo, los investigadores presentaron a los niños el personaje de un hada, luego hicieron una serie de preguntas para determinar si el hada era ficticia o no, incluso si podían llamar al hada por teléfono o si el hada podía visitarlos en casa. .

Los niños con miedos nocturnos más intensos fueron significativamente menos capaces de diferenciar la realidad de la fantasía, según los investigadores. Los niños más pequeños también obtuvieron puntuaciones más bajas en estas evaluaciones, un resultado atribuible a la etapa de desarrollo de los niños, explicaron los investigadores, y señalaron que cuanto más baja es la puntuación, más severos son los miedos nocturnos del niño.

Según Avi Sadeh, de la Facultad de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Tel Aviv, la confusión entre la fantasía y la realidad que causa los miedos nocturnos también se puede utilizar para ayudar a los niños a superar estos miedos aprovechando su imaginación.

"Les enviamos señales contradictorias a los niños diciéndoles que los monstruos no son reales mientras les contamos historias sobre el hada de los dientes", dijo.

Simplemente decirle a un niño que su miedo no es realista no resuelve el problema, agregó.

En cambio, recomienda utilizar la fuerte imaginación del niño como herramienta de tratamiento. Por ejemplo, los padres pueden ayudar a sus hijos a ver un monstruo imaginario como una entidad no amenazante, tal vez escribiéndole una carta para extenderle una oferta de amistad o leyéndole un libro en el que una figura amenazante resulta ser amigable.

Un tratamiento que Sadeh ha encontrado altamente efectivo es un juguete llamado "cachorro abrazado". En esta terapia, a los niños se les presenta un perro de peluche y se les dice que el cachorro una vez feliz ahora está triste. Se les da la responsabilidad de ser amigos del cachorro, cuidarlo y asegurarse de que no tenga miedo por la noche.

Debido a que esta intervención depende de la voluntad del niño de creer en la historia del cachorro y aceptar su nuevo papel compasivo, funciona mejor para los niños con una imaginación más fuerte, dijo.

El estudio fue publicado en Psiquiatría infantil y desarrollo humano.

Fuente: Universidad de Tel Aviv

 

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