Tratamiento de los tumores pediátricos de la médula espinal

Tratamiento
El tratamiento inmediato de un tumor de la médula espinal es la clave para un resultado exitoso. La mayoría de los casos de tumores de la médula espinal se tratan quirúrgicamente. Como se indicó anteriormente, incluso los tumores no cancerosos pueden continuar creciendo y presionar la médula espinal y bloquear los vasos sanguíneos que nutren las células de la médula espinal. Esto puede afectar seriamente la capacidad de funcionamiento del niño e incluso puede causar parálisis total y permanente.

La cirugía se realiza para eliminar o reducir el tamaño del tumor y aliviar la presión sobre la columna vertebral causada por el tumor. Una vez realizada la cirugía, un patólogo examina el tejido tumoral para determinar el tipo exacto de tumor. Esto se llama clasificación tumoral y se basa en el tipo de células a partir de las cuales se origina el tumor. Después de clasificar el tumor, se le asigna un número para indicar la velocidad a la que está creciendo. Esto se llama clasificación tumoral. Se da un número mayor a los tumores de crecimiento rápido y los tumores menos agresivos reciben números menores.

Además de la cirugía, otras partes del plan de tratamiento pueden incluir:

• Radioterapia: haces de rayos X dirigidos al sitio del tumor para destruir las células tumorales.

• Quimioterapia: utilizada para tumores cancerosos para destruir células cancerosas.

• Terapia física: para ayudar a restaurar las funciones corporales y la fuerza deteriorada o perdida antes de la cirugía

Recuperación
Dependiendo del tamaño y la ubicación del tumor, la mayoría de los niños toleran bastante bien este tipo de cirugía y, a menudo, salen del hospital pocos días después del procedimiento. Una vez en casa, el niño puede necesitar que le den medicamentos para el dolor hasta que la incisión esté completamente curada.

Tan pronto como el niño pueda, se le debe alentar a que regrese a las actividades diarias como la escuela o el juego. El ejercicio se puede hacer con moderación. El niño también debe descansar lo suficiente y recibir una dieta bien balanceada.

El seguimiento con el cirujano del niño para controlar el proceso de recuperación es importante. Los controles regulares con el pediatra del niño también deben continuar.

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