Un vínculo fuerte entre padres e hijos puede reducir los efectos del estrés infantil a largo plazo

Un nuevo estudio de imágenes cerebrales sugiere que un vínculo paterno fuerte puede anular algunos de los efectos negativos de una infancia estresante, como vivir en la pobreza o experimentar violencia, al cambiar la forma en que los niños perciben las señales ambientales que les ayudan a distinguir entre lo que es seguro o peligroso.

Para investigar el impacto de la relación con el cuidador, un equipo de investigación de la Escuela de Medicina Emory en Georgia utilizó imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para observar la actividad en la amígdala, un área clave del cerebro que procesa el miedo y la emoción.

Para el estudio, se mostró a niños de 8 a 13 años una serie de fotos de rostros de adultos que eran emocionalmente neutrales o que expresaban miedo.

Los hallazgos muestran que las amígdalas de los niños con un historial de violencia en sus vidas se volvieron más activas en respuesta a ambos tipos de caras, lo que sugiere que estos niños pueden participar en respuestas emocionales de lucha o huida incluso para señales sociales que no son particularmente amenazante. Esta puede ser una respuesta adaptativa para crecer en un entorno impredecible o peligroso.

En los niños que no habían experimentado violencia, las amígdalas eran más activas solo en respuesta a los rostros atemorizados.

En otra parte del experimento, se pidió a los niños y sus madres que trabajaran juntos en una tarea desafiante de Etch-a-Sketch, mientras que los investigadores calificaron las expresiones de las madres durante la interacción. Luego hicieron que los niños miraran fotos de caras.

Entre los niños más pequeños (de 8 a 10 años) cuyas madres habían sido más alentadoras durante el experimento, la amígdala mostró una disminución con el tiempo en respuesta a las caras de miedo. Esto sugiere que en los niños pequeños, la relación con la madre afecta la respuesta del cerebro a posibles amenazas ambientales. No se encontró el mismo efecto en niños mayores.

Los hallazgos se basan en investigaciones anteriores del mismo equipo de investigación, que estableció que la distancia física entre los niños pequeños y sus madres puede influir en la forma en que los niños evalúan el peligro.

En ese estudio, los niños más pequeños que estaban físicamente más cerca de sus madres pudieron diferenciar mejor entre estímulos seguros y amenazantes. Una vez más, este efecto no se encontró en niños mayores.

Los hallazgos indican que incluso si un niño crece en un entorno estresante, las relaciones con los padres pueden protegerlo, dice la co-líder del estudio Jennifer Stevens, quien condujo el estudio con Tanja Jovanovic.

“Las intervenciones como la capacitación de los padres diseñada para ayudar a los padres a responder de manera positiva a los niños pequeños, pueden ser especialmente importantes en situaciones que son realmente desafiantes o donde hay pocos recursos”, dice ella.

Fuente: Colegio Americano de Neuropsicofarmacología

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