Despertar a nosotros mismos como somos: la esencia de la atención plena

El famoso psicólogo Carl Rogers dijo: "La curiosa paradoja es que cuando puedo aceptarme tal como soy, entonces puedo cambiar".

Esta declaración es tan simple como profunda y, sin embargo, no es fácil de implementar. Sin embargo, encarna un principio que es clave tanto para la salud psicológica como para el crecimiento espiritual.

La práctica de la atención plena es un método bien investigado que se deriva del budismo; ahora se usa ampliamente en hospitales y entornos seculares para reducir el estrés y mejorar el funcionamiento inmunológico. La esencia de la atención plena es estar presente en nuestra experiencia tal como es sin juzgarnos a nosotros mismos. Esto se hace eco de la sabiduría de Rogers de que debemos aceptarnos como somos en lugar de intentar arreglarnos y cambiarnos.

Nuestro condicionamiento impulsa la lucha para eliminar nuestros defectos, deshacernos de los sentimientos incómodos y abrirnos camino hacia un lugar que consideramos más agradable y menos perjudicial para nuestra autoimagen halagadora o donde nos gustaría estar. Nuestra respuesta instintiva de lucha, huida y congelación nos orienta para evitar amenazas reales o imaginarias a nuestra seguridad y bienestar. Este cableado neurológico ha asegurado la supervivencia de los mamíferos, y eventualmente de nosotros, durante millones de años. Opera en piloto automático de manera que nos impulsa hacia la seguridad, pero si no se controla, puede socavar los aspectos más conmovedores de nuestra humanidad.

La atención plena ofrece una forma específica y útil de aceptarnos, conocernos y valorarnos a nosotros mismos al invitarnos a hacer una pausa, a entrar y a notar lo que estamos experimentando de un momento a otro. Como explico en Bailando con fuego:

La práctica de la atención plena significa prestar atención gentilmente a nuestra experiencia e indagar profundamente en nosotros mismos. Nos encontramos con la vida tal como se presenta de momento a momento. Experimentamos vívidamente lo que está vivo ahora: el juego de la respiración cuando entra por las fosas nasales, el coro melódico de los pájaros en la distancia, una opresión en el estómago al recordar un momento incómodo, un estremecimiento de aprensión con respecto a un problema de salud. Hacemos espacio para la gama completa de lo que es, en lugar de cómo nos gustaría que fueran las cosas. Aportamos una presencia gentil a la corriente cambiante de sensaciones, sentimientos, pensamientos, sonidos, visiones o lo que sea que se presente. En resumen, nos volvemos íntimos con este precioso momento en constante cambio.

En lugar de concluir que algo anda mal con nosotros por tener pensamientos o sentimientos perturbadores, simplemente reconocemos y atendemos lo que sea que notamos. La psicóloga y profesora de meditación Tara Brach llama a esta actitud aceptación radical. Esta actitud es enormemente liberadora. Hacemos una pausa lo suficiente para conocer y saludar nuestra experiencia tal como es.

De manera similar, la Terapia de Conducta Dialéctica (DBT) nos invita a ser conscientes de nuestra experiencia tal como es. Como lo describe el psicólogo John Grohol, este enfoque nos invita a “aceptar, de manera no evaluativa y sin prejuicios, tanto a uno mismo como a la situación actual”.

Aceptarnos a nosotros mismos incluye aceptar y abrazar nuestra experiencia tal como es. Ampliando nuestra tolerancia por nuestra experiencia tal como es, podemos observar cómo las cosas van y vienen. Lo que sea que estemos experimentando, incluidos los sentimientos desagradables, tiende a pasar cuando nos relacionamos con ellos de una manera amigable y de aceptación. Entonces podemos notar un asentamiento de nuestra experiencia.

Las cosas se calman por dentro ya que ya no sucumbimos al modo reactivo de luchar o huir de nuestra experiencia, es decir, de nosotros mismos. El camino a seguir está despertando a nosotros mismos tal como somos. Esto incluye abrirse a ambos sentimientos y sensaciones desagradables que son parte del ser humano.

A medida que tales experiencias surgen y desaparecen, podemos aprovechar una profunda piscina de quietud que ha sido descuidada durante mucho tiempo. Algunos maestros espirituales llaman a esto nuestra "verdadera naturaleza": un sentido más profundo y verdadero de quiénes somos realmente, que existe debajo de los dramas y pruebas diarias de nuestras vidas.

Estar con la gama completa de nuestra experiencia sin aferrarnos a nada o alejar nada es un camino para amarnos a nosotros mismos.Además, a medida que nos despertamos a nosotros mismos tal como somos, tendremos un yo más verdadero y auténtico para mostrar a los demás, lo que crea una base para el amor y la intimidad en nuestras vidas.

Imagen de Flickr de Hans-Peter


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