4 cosas que dañan tu pensamiento y te mantienen estancado

Es fácil quedarse atascado en la vida. La mayoría de nosotros hemos experimentado este sentimiento de "estancamiento" en un momento u otro, sintiendo que a pesar de todo lo que intentamos y hacemos, no podemos avanzar en nuestra vida.

Una característica de estar estancado es que nuestro cerebro no avanza. Si bien nuestro cerebro no es nada como un procesador de computadora (que puede manejar millones de instrucciones por segundo), tiene una capacidad definida y finita de nuestra atención. No se puede pensar en cientos de cosas a la vez y atenderlas todas por igual.

Con una capacidad de atención limitada y “ciclos cerebrales”, ¿qué tipo de cosas pueden hacer que nuestro cerebro, y nuestras vidas, se detengan en seco?

Nuestros cerebros son órganos asombrosos que pueden procesar ciertos tipos de información sobre el mundo que nos rodea en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, como cualquier otro órgano de nuestro cuerpo, nuestro cerebro tiene una capacidad finita y una atención limitada.

Sabes que tu cerebro y tu capacidad de atención están limitados a través de un simple ejemplo. Imagínese la última vez que estuvo enojado con alguien, tal vez una discusión reciente con un ser querido. Tal vez él (o ella) estaba tratando de razonar contigo durante la discusión, pero todo lo que pudiste ver fue cómo te lastimó y lo mal que te sentiste en ese momento.

Ese es su cerebro simplemente atascado en un lugar, un estado emocional específico (ira o dolor), que borró todos los demás razonamientos y atención. No podía pensar con lógica, porque sus emociones sobrepasaron la capacidad de su cerebro para otros tipos de pensamiento y razonamiento.

4 hábitos que perjudican tu pensamiento

¿Qué otro tipo de cosas, o hábitos, por así decirlo, también afectarán sus procesos de razonamiento y pensamiento?

1. Quejarse o rumiar sin motivo

¿A quién no le gusta quejarse o meditar sobre algo en lo que sintió que le han hecho daño? Pero participar en estos hábitos comunes no le ayuda mucho a menos que estén dirigidos a una meta, es decir, a menos que planee cambiar las cosas. Si bien está bien dar rienda suelta a su enojo o frustración, cuando lo hace, generalmente reaviva sus sentimientos nuevamente.

Lo mismo ocurre con las cavilaciones o las cavilaciones.Dar vueltas obsesivamente a los mismos pensamientos en su cabeza rara vez resulta en nuevas percepciones o perspectivas. En cambio, pone a prueba tu cerebro y enfoca toda tu atención en una situación pasada que solo te recuerda tu enojo o malestar. A menos que lo esté haciendo para reparar una relación pasada o descubrir una forma diferente de actuar en el futuro, está perdiendo el tiempo. Y dañando negativamente tu estado de ánimo actual sin una buena razón.

2. Preocuparse por cosas que están fuera de su control

No hay nada de malo en preocuparse por una presentación que debe hacer el lunes o en prepararse para un examen que debe tomar la próxima semana. Esta preocupación es saludable, normal y ayuda a preparar su cuerpo para los próximos desafíos. Tienes mucho control sobre qué tan preparado estás para una presentación o prueba.

Sin embargo, aquello sobre lo que no tienes control debería ocupar algunos de tus pensamientos. Preocuparse por cosas que están fuera de su control, como un asteroide que golpea la Tierra o si un miembro de la familia se comportará la próxima vez de acuerdo con sus estándares, es simplemente un desperdicio. La preocupación agudiza la mente y saca todo de ella para que puedas concentrarte. Así que dedique ese enfoque sabiamente a las cosas en las que puede marcar la diferencia o que están bajo su control directo.

3. Pasar más de un día pensando en el rechazo

El rechazo es una parte normal de la vida: no puedes salir de esta vida sin ser rechazado por alguien o por algo. El rechazo es intentar enseñarte una lección desde una perspectiva evolutiva: corrige tu comportamiento o toma decisiones más sabias en el futuro para sobrevivir. Nuestros recuerdos son excelentes para ayudarnos a revivir el dolor del rechazo, una combinación peligrosa si se deja sola.

Sentimos el rechazo como un puñetazo en el estómago o un dolor agudo en el corazón. Hay un dolor físico muy real en el rechazo, lo que hace que sea aún más difícil ignorarlo o dejar de pensar en él. Pero pasar demasiado tiempo pensando en el rechazo afecta nuestra autoestima, lo que nos hace tener más dudas sobre nosotros mismos y un análisis excesivo de situaciones que hemos manejado bien en el pasado. Pasa todo el día inmerso en los sentimientos de tu rechazo. A la mañana siguiente, despierta y sigue adelante con tu vida.

4. Dejar que la culpa se apodere de ti sin cesar

Muchas cosas tienen la capacidad de apoderarse de nuestras mentes en el día a día, pero la culpa suele superarlas a todas. No pasa un día en el que no nos sintamos culpables por hacer (o no hacer) algo, o hacerlo mal. Lastimamos a otra persona, y una parte normal de la experiencia humana es sentirse mal por ello.

Pero sentirse culpable por algo que ha hecho (o no ha hecho) debe estar al servicio de otra cosa. Quizás una acción que pueda tomar para rectificar la situación, o la disculpa que debería hacer para ayudar a calmar los sentimientos de otra persona. Porque cuanto más tiempo te aferras a esa culpa, más ciclos cerebrales consume, lo que hace menos espacio y dedica menos atención a todo lo demás en tu vida.

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