Mientras duermes, tu cerebro sigue funcionando
¿Piensas que cuando te vas a dormir, simplemente, bueno, duermes?
Resulta que dormir es mucho más complicado de lo que pensábamos. Y el cerebro no solo no apagar, pero parece ayudar a mantenerse saludable.
Todos hemos oído hablar de REM (movimiento ocular rápido) descubierto por los fisiólogos Eugene Aserinsky y Nathaniel Kleitman en la Universidad de Chicago en 1953. Científico americano tiene la historia:
Durante el sueño REM, nuestras ondas cerebrales, las señales electromagnéticas oscilantes que resultan de la actividad cerebral a gran escala, se ven similares a las que se producen mientras estamos despiertos. Y en las décadas siguientes, el fallecido Mircea Steriade de la Universidad Laval en Quebec y otros neurocientíficos descubrieron que colecciones individuales de neuronas se disparaban independientemente entre estas fases REM, durante períodos conocidos como sueño de onda lenta, cuando grandes poblaciones de células cerebrales se disparan sincrónicamente en un ritmo constante de uno a cuatro latidos por segundo. Así que quedó claro que el cerebro dormido no estaba simplemente "descansando", ya sea en el sueño REM o en el sueño de ondas lentas. El sueño estaba haciendo algo diferente. Algo activo.
Descubrir el sueño REM fue la primera pista de que el sueño no solo ayudó a mantener nuestros cuerpos sanos, sino también nuestras mentes. Y aunque se han realizado muchos estudios sobre el sueño desde 1953, solo en la última década hemos comenzado a apreciar la complejidad y la importancia del sueño para nuestras mentes. En 2000, los investigadores descubrieron que las personas que dormían más de 6 horas durante un experimento ayudaron a mejorar su desempeño en tareas diseñadas para poner a prueba la memoria.
La clave fue el descubrimiento de que los participantes no solo necesitaban sueño REM para mejorar su rendimiento, sino que también necesitaban todo ese otro tiempo de sueño (lo que los científicos llaman sueño de "ondas lentas").
El extenso artículo también proporciona una buena descripción de nuestra comprensión actual de cómo funciona la memoria:
Para comprender cómo puede ser así, es útil repasar algunos conceptos básicos de la memoria. Cuando “codificamos” información en nuestro cerebro, la memoria recién acuñada en realidad está comenzando un largo viaje durante el cual se estabilizará, mejorará y alterará cualitativamente, hasta que solo se parezca levemente a su forma original. Durante las primeras horas, un recuerdo puede volverse más estable, resistente a la interferencia de otros recuerdos. Pero durante períodos más prolongados, el cerebro parece decidir qué es importante recordar y qué no, y una memoria detallada evoluciona hacia algo más parecido a una historia.
Los investigadores también descubrieron que el sueño ayuda a estabilizar los recuerdos: el sueño cambia nuestra memoria, "haciéndola más robusta y más resistente a las interferencias en el día siguiente", como señala el artículo.
Pero espera, ¡el sueño hace más! Puede que no solo estabilice nuestros recuerdos, en realidad puede ayudar a nuestros cerebros a procesar los recuerdos, manteniendo los bits que necesitamos para los recuerdos a largo plazo (especialmente los componentes emocionales) y eliminando los detalles extraños que obstruirían nuestra limitada capacidad de almacenamiento:
En los últimos años, varios estudios han demostrado la sofisticación del procesamiento de la memoria que ocurre durante el letargo. De hecho, parece que mientras dormimos, el cerebro podría incluso estar diseccionando nuestros recuerdos y reteniendo solo los detalles más destacados. […] En lugar de deteriorarse, los recuerdos de los objetos emocionales en realidad parecían mejorar en un pequeño porcentaje de la noche a la mañana, mostrando alrededor de un 15 por ciento de mejora en relación con los antecedentes en deterioro. Después de unas cuantas noches más, uno podría imaginarse que quedarían poco más que los objetos emocionales. Sabemos que esta eliminación ocurre con el tiempo con eventos de la vida real, pero ahora parece que el sueño puede jugar un papel crucial en esta evolución de los recuerdos emocionales.
Pero espera, ¡el sueño hace aún más!
Incluso una investigación más reciente sugiere que el sueño ayuda a nuestro cerebro a procesar la información del día y resolver problemas.
El resultado es que dormir es mucho, mucho más importante de lo que la mayoría de nosotros creemos y pocos apreciamos. Lo echamos de menos y no pensamos en cortar unas horas aquí o allá. Pero la investigación emergente sugiere que cuando cortamos el sueño, es posible que estemos dañando nuestra formación de nuevos recuerdos del pasado reciente y nuestra capacidad para desempeñarnos según nuestros estándares habituales. Los investigadores lo resumen mejor:
A medida que los descubrimientos emocionantes como estos llegan cada vez con mayor rapidez, nos estamos asegurando de una cosa: mientras dormimos, nuestro cerebro está todo menos inactivo. Ahora está claro que el sueño puede consolidar los recuerdos al mejorarlos y estabilizarlos y al encontrar patrones dentro del material estudiado, incluso cuando no sabemos que pueden existir patrones. También es obvio que escatimar en el sueño obstaculiza estos procesos cognitivos cruciales: algunos aspectos de la consolidación de la memoria solo ocurren con más de seis horas de sueño. Si se pierde una noche, los recuerdos del día podrían verse comprometidos, un pensamiento inquietante en nuestra sociedad acelerada y privada de sueño.