¿Interés o consentimiento sexual? Algunos universitarios no ven la diferencia

La investigación oportuna sugiere que algunos hombres tienden a confundir el interés sexual con el consentimiento, independientemente de la situación.

Los casos de violencia sexual son más altos que cualquier otro delito entre los estudiantes universitarios. En respuesta a esta creciente epidemia, los profesores de la Universidad de Binghamton, la Universidad Estatal de Nueva York y la Universidad Rush en Chicago, buscaron identificar una serie de factores situacionales y de disposición que pueden predecir la probabilidad de que los hombres universitarios se involucren en una conducta sexual inapropiada.

El estudio estuvo compuesto por 145 estudiantes varones heterosexuales que asistían a una gran universidad en la región sureste de los Estados Unidos. Los participantes estuvieron expuestos a una serie de escenarios sexuales hipotéticos.

Los investigadores encontraron que la mayoría de los hombres tendían a confundir el interés sexual con el consentimiento al sexo. Curiosamente, las percepciones mixtas del consentimiento variaron más en función de los factores situacionales que de las características personales de los hombres.

"Descubrimos que la forma en que la mujer comunicaba sus intenciones sexuales, es decir, el rechazo verbal frente a la respuesta pasiva, tenía el mayor efecto de las percepciones de los hombres", dijo el Dr. Richard Mattson, profesor asociado de psicología de la Universidad de Binghamton. "Sin embargo, también hubo evidencia de un efecto de precedencia".

El efecto de precedencia se produce cuando los hombres equiparan la ocurrencia de alguna conducta sexual pasada con el consentimiento futuro con altos niveles de intimidad, en algunos casos incluso frente al rechazo directo de la mujer.

De manera similar, la aceptación de los mitos de la violación (por ejemplo, "Cuando una mujer dice que no, realmente quiere decir que sí") y la adherencia a las creencias hipermasculinas solo se fortalecieron cuando las intenciones sexuales de la mujer se comunicaron de manera ambigua.

“Sin embargo, nuestros hallazgos también sugieren que algunos hombres intentaban seriamente determinar si se dio el consentimiento, pero de todos modos confiaban en guiones sexuales cuestionables para eliminar la ambigüedad de la situación”, dijo Mattson.

Los aspectos de la experiencia universitaria influyen innegablemente en los estudiantes, dijo Mattson. Por ejemplo, la repentina disminución de la supervisión de los padres y la posibilidad de consumir alcohol subraya un mayor riesgo de involucrarse en situaciones sexualmente coercitivas entre el entorno universitario.

No obstante, un entorno universitario también puede brindar la oportunidad de educar a hombres y mujeres jóvenes en un momento en que se están desarrollando patrones de comportamiento sexual.

Los hallazgos del estudio destacan los beneficios de los programas de reducción de riesgos que empoderan a las mujeres para comunicar de manera asertiva sus deseos sexuales, educan a los hombres sobre los límites inferenciales del deseo sexual percibido y refuerzan el comportamiento afirmativo inequívoco como estándar para el consentimiento, explica Mattson.

La estudiante de posgrado Allison McKinnon y el asistente de investigación de pregrado Gonzalo Quiñones están desarrollando actualmente una extensión de este proyecto que amplía la gama de variables que podrían estar influyendo en las percepciones del deseo sexual y el consentimiento.

El papel aparece en el Revista de violencia interpersonal.

Fuente: Universidad de Binghamton / EurekAlert

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