La amargura puede enfermarlo

Una nueva investigación sugiere que la amargura constante puede enfermar a una persona.

En el estudio, los investigadores de la Universidad de Concordia examinaron la relación entre el fracaso, la amargura y la calidad de vida.

"La amargura persistente puede resultar en sentimientos globales de ira y hostilidad que, cuando son lo suficientemente fuertes, podrían afectar la salud física de una persona", dijo el psicólogo Dr. Carsten Wrosch.

En su investigación, Wrosch examina por qué algunas personas evitan la amargura en diferentes etapas de la vida y por qué otras no.

Durante los últimos 15 años, Wrosch ha investigado cómo las emociones negativas, como el arrepentimiento o la tristeza, afectan a las personas. Más recientemente, ha centrado su atención en el impacto de la amargura.

Wrosch y el coautor Jesse Renaud, estudiante de doctorado, señalan el fracaso como una de las causas más frecuentes de amargura. Los sentimientos de ira y acusación a menudo se encuentran con amargura.

A diferencia del arrepentimiento, que se trata de culparse a sí mismo y de un caso de “podría, podría, debería”, la acrimonia señala con el dedo hacia otra parte, echando la culpa del fracaso a causas externas.

"Cuando se alberga durante mucho tiempo", dijo Wrosch, "la amargura puede pronosticar patrones de desregulación biológica (un deterioro fisiológico que puede afectar el metabolismo, la respuesta inmune o la función de los órganos) y enfermedades físicas".

Un experto ha propuesto que la amargura debe reconocerse como una enfermedad mental. El psiquiatra alemán Dr. Michael Linden sostiene que la amargura es en realidad un trastorno médico y debe clasificarse como trastorno de amargura postraumática (PTED).

Él estima que entre el uno y el dos por ciento de la población está amargada y al darle un nombre propio a la condición, las personas con PTED recibirán la atención terapéutica que merecen.

Si bien los expertos continúan revisando esta perspectiva, Wrosch y Renaud dicen que la amargura se puede evitar.

Sostienen que si las personas que experimentan el fracaso pueden encontrar otras formas de cumplir sus objetivos, pueden evitar ser amargados.

Si no pueden descubrir alternativas, entonces las personas deben desvincularse de los esfuerzos inútiles (por ejemplo, obtener un ascenso, salvar un matrimonio) y volver a participar en algo que sea igualmente significativo (por ejemplo, un nuevo trabajo o pasión).

Este proceso se llama autorregulación. Los investigadores afirman que las actividades significativas para desconectarse y volver a comprometerse pueden ser necesarias para que una persona evite las emociones amargas.

"Cualquier intervención terapéutica eficaz", dijo Renaud, "depende de que el individuo afectado encuentre formas de autorregularse".

En algunos casos, superar la amargura exige más que autorregulación. Cuando la amargura surge por culpar a otras personas, la recuperación puede involucrar a otros.

“Para poder lidiar con las emociones amargas, puede ser necesario algo más que permita a una persona superar la emoción negativa: ese algo es el perdón”, dijo Wrosch.

Fuente: Universidad de Concordia

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