¿Lo que hay en un nombre? "Orgánico" sabe mejor
Los investigadores dicen que una etiqueta orgánica puede llevarnos a pensar que un alimento es más saludable, a través de lo que se conoce como el "efecto de halo de salud". Y algunas personas parecen ser más propensas al efecto que otras.
En el estudio, los investigadores de Cornell descubrieron que una etiqueta orgánica puede influir mucho más que las opiniones sobre la salud, ya que las percepciones del sabor, las calorías y el valor pueden alterarse significativamente cuando un alimento se etiqueta como "orgánico".
En el estudio, se reclutó a 115 personas de un centro comercial local en Ithaca, Nueva York. Se pidió a los participantes que evaluaran tres pares de productos: dos yogures, dos galletas y dos porciones de papas fritas.
Un artículo de cada par de alimentos estaba etiquetado como "orgánico", mientras que el otro estaba etiquetado como "regular", aunque todos los pares de productos eran orgánicos e idénticos. Se pidió a los participantes que calificaran el sabor y el contenido calórico de cada artículo, y cuánto estarían dispuestos a pagar por los artículos.
Un cuestionario también preguntó sobre sus hábitos ambientales y de compra.
Los investigadores descubrieron que, aunque todos estos alimentos eran iguales, la etiqueta "orgánico" influyó mucho en las percepciones de las personas.
Se estimó que las galletas y el yogur tenían significativamente menos calorías cuando se etiquetaban como “orgánicos” y la gente estaba dispuesta a pagar hasta un 23,4 por ciento más por ellos.
Los aspectos nutricionales de estos alimentos también se vieron influidos en gran medida por el efecto del halo de salud. Se decía que las galletas y el yogur “orgánicos” tenían un sabor “más bajo en grasa” que la variedad “regular”, y se pensaba que las galletas y papas fritas “orgánicas” eran más nutritivas.
La etiqueta incluso engañó a las papilas gustativas de la gente: cuando se percibían como "orgánicas", las patatas fritas parecían más apetitosas y se consideró que el yogur tenía más sabor.
Se informó que las galletas “regulares” sabían mejor, posiblemente porque la gente a menudo cree que los alimentos saludables no son sabrosos. Todos estos alimentos eran exactamente iguales, pero una simple etiqueta orgánica marcaba la diferencia.
Los investigadores descubrieron que las personas que leen con regularidad las etiquetas nutricionales, las que compran alimentos orgánicos con regularidad y las que exhiben comportamientos favorables al medio ambiente (como el reciclaje o el senderismo) eran menos susceptibles al efecto de halo de salud orgánica.
Fuente: Universidad de Cornell