La reciprocidad, no la recompensa, impulsa la decisión de cooperar

Un nuevo estudio sugiere que la decisión de cooperar con los demás proviene del estado de ánimo de una persona y su historial de cooperación. El hallazgo anula la creencia arraigada de que la decisión de cooperar se basa en las recompensas que un individuo cree que recibirá.

En la investigación, investigadores españoles estudiaron a 1.200 estudiantes mientras participaban en un juego electrónico conocido como el "Dilema del prisionero".

El juego está orientado a que los mayores beneficios se produzcan cuando ambos individuos colaboran, pero si uno colabora y el otro no, este último recibirá más beneficios que el que coopera. En ocasiones, esto permite que un individuo se aproveche de la cooperación de los demás, pero si esta tendencia se extiende, al final, nadie coopera y como tal, nadie obtiene recompensas.

El análisis de los resultados del juego reveló que cuando la cooperación con otros es beneficiosa, la forma en que los individuos involucrados se organizan en una estructura social u otra es irrelevante.

En el experimento se compara el grado de cooperación en una red en la que cada sujeto interactúa con otros cuatro individuos con una red en la que el número de conexiones varía entre 2 y 16, es decir, una que se asemeja más a una red social.

Los investigadores descubrieron que el nivel de cooperación entre ambas redes era idéntico.

“Esto sucede porque, al contrario de lo que se ha propuesto en la mayoría de estudios, las personas no toman sus decisiones en función de las recompensas obtenidas (por ellos o por sus vecinos), sino en función de cuántas personas han cooperado recientemente con ellas, así como en su propio estado de ánimo en ese momento ”, dijeron los investigadores.

Los expertos creen que este hallazgo puede ayudar a explicar cómo las personas toman decisiones, especialmente cuando uno tiene que decidir entre colaborar o aprovecharse de los demás.

“Comprender por qué hacemos una cosa u otra puede ayudar a diseñar incentivos que induzcan a las personas a cooperar”, dijeron los autores.

Por otro lado, el hecho de que las redes no sean importantes tiene implicaciones, para el diseño organizacional. Es decir, el diseño organizacional no influye en el nivel de cooperación.

En este sentido, se puede inferir que no tenemos que preocuparnos por el diseño de la estructura organizacional, sino por motivar a las personas individualmente a cooperar.

El estudio se publica en la revista procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias.

Fuente: Universidad Carlos III de Madrid

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