¿Sentirse decepcionado? Estas 4 verdades te ayudarán a seguir adelante
Nadie está libre de las pruebas y tribulaciones de vivir en el planeta Tierra. La lamentable verdad es que un gran porcentaje de los más de 7 mil millones de habitantes del planeta están, en este momento, hambrientos y sufriendo.
Entonces, cuando me enfrento a desafíos inesperados, esas decepciones que parecen acercarse sigilosamente y sorprenderme, siento un empujón en mi psique interior. Por un lado, me siento víctima. Por otro lado, me siento culpable por tener sentimientos de "¿Por qué yo?" o "¿Cuándo es suficiente, suficiente?" Sin embargo, en estas decepciones se encuentra un gran aprendizaje y tremendas oportunidades para el crecimiento personal y espiritual.
Cuando recientemente experimenté un revés decepcionante, me volví hacia mi esposa y le dije: "Me siento como si estuviera parado sobre arenas movedizas", nunca del todo seguro en mi lugar en la vida, sin estar cimentado o sobre una base sólida. Pero, como es el caso de gran parte de nuestra realidad perceptiva, este tipo de sentimientos son producto de nuestros pensamientos, elecciones y respuestas a la incertidumbre de la vida.
Cuando dejo a un lado mis sentimientos de victimismo, puedo pisar una base sólida, una derivada de la experiencia. Estas cuatro simples verdades me ayudan a seguir adelante:
Verdad # 1: Cuando una puerta se cierra, otra se abre.
A mediados de la década de los 80, experimenté un tsunami de rechazo mientras caminaba con dificultad por la ciudad de Nueva York mientras intentaba conseguir papeles en comerciales de televisión, doblajes y obras de teatro. En el campo del entretenimiento, en el romance y en el lugar de trabajo, no ser aceptado es difícil de aceptar. Pero el rechazo, aunque ciertamente cincele el espíritu, es simplemente parte del viaje de la vida.
Los matrimonios fallidos, las relaciones familiares alejadas y el cambio de empleo pueden haberme dejado temporalmente fuera del juego. Sin embargo, me levanté de las cenizas y puse un pie delante del otro para atravesar la siguiente puerta abierta.
En una celebración reciente, la graduación de mi hijo de la USC, donde obtuvo una maestría en arquitectura, Will Ferrell fue el orador de graduación. En su discurso humorístico, Will habló de su propio viaje y de cómo siguió lanzando dardos contra el tablero. ¿Su consejo? Sigue lanzando esos dardos.
Verdad # 2: El cambio es inevitable.
Justo cuando crees que es seguro, la vida tiene una forma de acercarse sigilosamente y tirar de la alfombra debajo de ti. Todos tenemos esta experiencia. Piense por un momento en los muchos cambios que ha visto y experimentado en los últimos diez años. ¿Podrías haber anticipado mucho de eso?
Vivir en nuestro mundo digital acelerado de tecnología basada en el consumidor, tener el iPhone más nuevo, el televisor de pantalla plana más grande o la computadora portátil más rápida dominan nuestra humanidad, alejándonos cada vez más de la interacción humana. La generación de mi hijo no conoce un mundo sin acceso a Internet, sin redes sociales, sin una disfunción total en nuestro sistema político y sin la polaridad de las estructuras sociales, económicas, raciales y religiosas.
Aceptar estos cambios no conduce a la apatía ni a la complacencia. Cuando aceptamos el cambio, simplemente estamos reconociendo la realidad de nuestro mundo en evolución y nuestra capacidad para adaptarnos, ser flexibles y encontrar nuevas soluciones para vivir fieles a nuestra esencia.
El cambio es inevitable. Podemos librar una batalla perdida, luchar contra el cambio y sentirnos decepcionados, o cambiar nuestras estrategias.
Verdad # 3: Podemos optar por responder, no reaccionar.
"Cuando la vida te da limones, haz limonada."
Esta frase proverbial habla del poder de la conexión corazón-mente y de cómo actuamos y nos comportamos en nuestra vida diaria. Reaccionar nos reduce al instinto animal de luchar o huir, eliminando nuestra capacidad de utilizar eficazmente nuestro corazón y nuestra mente para hacer una pausa, centrarnos y responder a cualquier situación dada, especialmente aquellas que son acaloradas, inesperadas o cargadas de emociones.
Es fácil volverse negativo cuando las circunstancias pesan en su contra. Tomemos, por ejemplo, cualquier cantidad de situaciones inesperadas que se alegran con frecuencia: un conductor enojado que lo interrumpe, un compañero de trabajo que malinterpreta una declaración o comunicación, un malentendido con un ser querido o tratar con un representante de servicio al cliente para resolver un problema de facturación. Estos y tantos otros eventos pueden sacarlo de su zen y llevarlo a una inconsciencia reactiva.
Responder a estas situaciones, en cambio, implica un comportamiento intencional y con un propósito. Claro, contar hasta diez puede no ser una solución para todo, pero hacer una pausa antes de reaccionar de forma emocional puede significar la diferencia entre resolver las dificultades o agravarlas.
Cuando siento que mis emociones se aceleran, mi corazón late más rápido y mi respiración se vuelve superficial, sé que estoy en un terreno inestable. Una o dos respiraciones profundas e intencionales reducen significativamente mi caos interno lo suficiente como para darme la oportunidad de elegir un camino constructivo.
Otro hecho que mejoró inmediatamente mi experiencia de vida es saber que no tengo que tener la "razón" en todos los casos. Cuando me siento involucrado en una discusión o evento en el que todos pierden, me pregunto en voz baja: "¿Es esto de importancia crítica?" Si no es así, ¿por qué elijo ir a la batalla? Sea selectivo al elegir sus batallas, especialmente con sus seres queridos.
Verdad # 4: Es mejor dejar algunas oraciones sin respuesta.
Innumerables veces en mi vida, he deseado algo, alguien o un resultado tan profundamente que he negociado con lo divino:
"Si me asignan este trabajo, persona, función o participación para hablar, lo haré ..."
Si bien algunas de estas gangas han llevado al éxito, la mayoría de las veces, mis imprescindibles no sucedieron. La decepción inicial dolió. Sin embargo, descubrí que no recibir lo que había deseado tan desesperadamente en realidad me llevó en una dirección diferente, una dirección que era inesperada y que estaba mejor alineada con mis intereses.
En nuestras pérdidas, obtenemos oportunidades para aprender, crecer y transformarnos. La clave, como he aprendido, es tener amor, compasión y perdón por mí y por los demás. Después de todo, somos seres humanos teniendo una experiencia espiritual.
Además, la perfección está muy sobrevalorada.