Las ondas cerebrales alfa y beta difieren en las personas con autismo

Un nuevo estudio muestra que las ondas cerebrales en personas con trastorno del espectro autista (TEA) difieren de las de las personas sin TEA. Los hallazgos muestran que los individuos con TEA exhiben menos ondas beta y alfa en ciertas regiones del cerebro, así como patrones irregulares en el lóbulo frontal.

Las ondas cerebrales beta son ondas de frecuencia más alta que dominan cuando nos sentimos alerta, atentos y estamos intensamente concentrados. Las ondas alfa son ondas de frecuencia más lenta que predominan durante un estado de vigilia y descanso.

Para el estudio, los investigadores de la Universidad de Malasia Sarawak compararon los patrones de ondas cerebrales de diez individuos con TEA con los de diez individuos típicos para ver si podían identificar alguna diferencia en las ondas cerebrales entre los participantes con y sin el trastorno.

El TEA es un grupo de disfunciones neurológicas que resultan en desafíos para pensar, hablar, reconocer y expresar emociones y situaciones sociales.

Los investigadores utilizaron un electroencefalograma cuantitativo (QEEG), que mide la actividad eléctrica a través de 19 electrodos que descansan sobre la cabeza durante tareas específicas. El instrumento les permite ver ondas cerebrales que se mueven a diferentes frecuencias, lo que les permite desarrollar un mapa cerebral que muestra más o menos actividad en diferentes regiones del cerebro.

En general, los investigadores encontraron que las personas con TEA tienen menos ondas beta en todo el cerebro de lo normal, lo que indica una falta de conectividad en todo el cerebro. La disminución de las ondas beta a menudo se asocia con problemas de atención, problemas de aprendizaje y lesiones cerebrales.

Los mapas cerebrales también revelaron que los individuos con TEA tenían ondas excesivamente lentas y rápidas en el lóbulo frontal. Esto podría sugerir conexiones defectuosas entre las regiones frontal y posterior del cerebro.

Los individuos con TEA también tenían ondas alfa reducidas en las regiones del cerebro asociadas con los sentidos y el movimiento motor grueso, lo que podría explicar por qué no podían imitar las tareas instruidas.

Los nuevos hallazgos son consistentes con otros estudios que utilizan diferentes herramientas de imágenes cerebrales, como la resonancia magnética funcional. Los investigadores señalan que al observar diferencias específicas con QEEG, los médicos pueden desarrollar planes de entrenamiento de neurofeedback individualizados para pacientes con TEA.

El entrenamiento de neurofeedback implica medir las ondas cerebrales de una persona de un momento a otro mientras se muestra esta información al paciente. Luego, la persona es recompensada por cambiar con esfuerzo su propia actividad cerebral a patrones más apropiados.

Los investigadores encontraron que el entrenamiento de neurofeedback basado en un protocolo guiado por QEEG es más efectivo que tratar a una persona basándose en los síntomas.

Fuente: ResearchSEA


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