Reclamando tu vida después de la ruptura

Como dice el refrán, romper es difícil de hacer. Hay pocas cosas más dolorosas que la angustia de separarse de alguien que ha llegado a nuestro corazón: el impacto de un final repentino y estar solo de nuevo. ¿Cómo podemos curarnos y seguir adelante después de un trauma tan desgarrador?

Una serie de sentimientos complejos pueden abrumarnos después de una ruptura. ¿Cómo podemos aprovechar los recursos internos que podrían ayudarnos a sanar?

Una visión psicológicamente inteligente de trabajar con la adversidad puede extraerse de la historia de las dos flechas del Buda. La primera flecha nos golpea con una profunda sensación de pérdida y el impacto repentino de vivir sin nuestra pareja. La comodidad, la familiaridad y la conexión ya no están disponibles. Si la separación fue gradual, nuestro dolor puede ser menos agudo. Pero similar a perder a un ser querido después de una larga enfermedad, todavía puede existir la impactante finalidad de no compartir más su vida juntos.

Darnos cuenta de que la relación no es lo que pensábamos que era, y que ya no continuará como se esperaba o esperábamos, puede socavar nuestro sentido de la realidad. Algo que pensamos que era cierto y seguro resulta ser falso e inestable.

Si la separación fue repentina, quizás provocada por una traición o una decisión unilateral de una persona, podemos sentirnos terriblemente crudos y vulnerables. El impacto brutal de tal anuncio puede ser traumático. Ser incapaces de entender lo que sucedió y no tener voz en el asunto puede hacer que nos sintamos irrespetados, impotentes e indeciblemente tristes.

El duelo es la capacidad natural de nuestro organismo para curarse del dolor. Necesitamos involucrarnos hábilmente con nuestros sentimientos para no evitarlos ni sentirnos abrumados por ellos. Encontrar la distancia correcta de los sentimientos es un aspecto del enfoque llamado Focusing, que puede ayudarnos a encontrar una manera de ser amables y amigables con nuestra vida emocional.

¿Que pasa conmigo?

La primera flecha es la imprevisibilidad de la vida que atraviesa nuestra zona de confort: el impacto, la pérdida, la desorientación es realmente muy doloroso. Pero es la segunda flecha la que genera la mayor parte de nuestro sufrimiento.Esta es la flecha que viene del interior, la que dirigimos hacia nosotros mismos, a menudo sin nuestra plena conciencia.

Tenemos poco control sobre las inevitables y fortuitas flechas que la vida nos lanza, ya sea en nuestra vida amorosa (separación), en nuestra vida laboral (perder nuestro trabajo) o en nuestra vida familiar (un ser querido muere). Afortunadamente, tenemos más control sobre si apuntamos una segunda flecha hacia nosotros mismos. Ésta es la flecha de la culpa, el odio a uno mismo y la vergüenza que a menudo hace que nuestro duelo sea más complicado, prolongado y devastador.

El dolor de una pérdida inevitable - "pérdidas necesarias", como lo llama la autora Judith Viorst - se intensifica por el sufrimiento creado por la autocrítica y la vergüenza. Entonces no solo sentimos pérdida y dolor, sino que llegamos a la conclusión de que algo anda mal con nosotros. Es posible que tengamos pensamientos repetitivos de los que de alguna manera somos los culpables de la separación. O podemos creer que no deberíamos sentirnos tan tristes o angustiados. Nuestro diálogo interno crítico y autocrítico podría ser:

  • ¿Cómo lo arruiné, lo arruiné, lo arruiné?
  • ¿Por qué no he superado esto ahora? ¿Por qué no puedo dejarlo ir?
  • Nunca me recuperaré de esto.
  • ¿Que pasa conmigo?
  • ¿Cómo creé esto?
  • Tengo defectos y soy un fracaso.

Esto no sugiere que no tuviéramos ninguna responsabilidad en el asunto. Pero hay una diferencia gigantesca entre culparnos a nosotros mismos y asumir la responsabilidad de lo que podría haber sido nuestra parte. De hecho, estar paralizado por la culpabilidad propia puede congelar nuestra capacidad para ablandarnos en nuestro dolor e investigar con calma cómo las cosas se desviaron.

Quizás no escuchamos bien cuando nuestro socio expresó quejas. Es posible que haya habido desajustes o falta de comunicación de los que podemos aprender. ¿Nos aferramos a nuestras suposiciones y no hicimos suficientes preguntas? ¿Las ilusiones llevaron a suponer que nuestra pareja sentía lo mismo sobre la relación que nosotros?

Si estamos paralizados por la vergüenza, convencidos de que somos imperfectos y defectuosos, no estamos dispuestos a aprender de nuestra experiencia. En cambio, podemos hundirnos en un pozo de vergüenza y sucumbir a la depresión y la desesperanza. O podemos disparar la flecha a la otra persona, atascarnos en fantasías de venganza o recriminaciones que perpetúan nuestro sufrimiento en lugar de ayudarnos a sanar.

Ser autocrítico puede impedirnos reconocer cosas positivas sobre nosotros mismos. ¿Podemos validar cómo abrimos nuestro corazón y nos arriesgamos a amar?

Relaciones de aprendizaje

En su libro clásicoEl viaje de las parejas, La Dra. Susan Campbell ofrece la opinión de que algunas relaciones son relaciones de aprendizaje en lugar de relaciones de pareja. Nos preparan para una mejor relación en el futuro.

Para bien o para mal, la vida es una serie de experiencias de aprendizaje desafiantes. Si podemos ser conscientes de cómo apuntamos la segunda flecha hacia nosotros mismos, tendremos más control sobre si disparamos esa flecha o nos mantenemos con respeto y dignidad mientras lamentamos nuestra pérdida.

La separación, la pérdida y la traición son bastante dolorosas. Si a la mezcla le sumamos la culpa y la vergüenza, nuestro sufrimiento se multiplica. La vergüenza es un pegamento pegajoso que nos mantiene atascados y nos mantiene dando vueltas en pensamientos inútiles y repetitivos.

Nuestro desafío es honrar nuestro valor y valor como personas, independientemente de lo que nos suceda. Al llevar la atención plena a situaciones difíciles, podemos diferenciar nuestro dolor inevitable del sufrimiento autogenerado de reprendernos a nosotros mismos por lo que nos sucede. Manteniéndonos con dignidad, podemos afligirnos, podemos aprender y podemos seguir adelante con nuestro respeto por nosotros mismos intacto, aunque sea temporalmente herido.

Si le gusta mi artículo, considere ver mi página de Facebook y mis libros a continuación.


Este artículo presenta enlaces de afiliados a Amazon.com, donde se paga una pequeña comisión a Psych Central si se compra un libro. ¡Gracias por su apoyo a Psych Central!

!-- GDPR -->