Sanando con la Naturaleza

Si alguna vez ha intentado cuidar un jardín o una planta, probablemente haya experimentado tanto alegría como frustración, como en la vida. La naturaleza ofrece muchos ejemplos de nuestro espíritu humano y cómo navegar por nosotros mismos, las relaciones y el cambio. Muchos grandes escritores y filósofos se han hecho eco de la sabiduría y la capacidad de curación de la naturaleza. Sintonizar con la naturaleza nos permite cultivar lo siguiente:

  • Paciencia.
    Somos muy duros con nosotros mismos sobre dónde y quiénes deberíamos estar en la vida. A menudo olvidamos que tenemos nuestras propias temporadas de desarrollo y cambios a lo largo de nuestro ciclo de vida. ¿Esperamos que los recién nacidos se vistan o se alimenten solos? Por supuesto no; sabemos que aún no están allí en su crecimiento y desarrollo. Si un ser querido quedara discapacitado debido a una enfermedad o un accidente, ajustaríamos adecuadamente nuestras expectativas de su crecimiento y desarrollo. Comience con lo que sabe y encuéntrese con usted mismo donde se encuentra, tal como lo hace la naturaleza.

  • Alegría.
    La naturaleza es un patio de recreo para nuestros sentidos. Cuando lo abordamos con todos nuestros sentidos y con el asombro y el asombro de un niño, nuestra conciencia se amplía y nuestra alegría se profundiza.
  • Resistencia y esperanza.
    El cambio es inevitable. La madre naturaleza nos recuerda esto cuando sus fuerzas destruyen lo que ella trajo a la vida con tanta ternura. Cuando se le da el aire, el agua y la luz adecuados, la naturaleza está programada para recuperarse y adaptarse a las condiciones cambiantes. Somos testigos de esto cuando un hermoso verde comienza a emerger lentamente del camino de la destrucción. Nosotros también podemos sentirnos esperanzados y comenzar a restaurarnos con suficiente aire, agua, luz y amor.
  • Comunidad.
    El espaciamiento en un jardín puede ser importante. Evita el hacinamiento, por lo que hay un amplio espacio para absorber los nutrientes y desarrollar un sistema de raíces fuerte. Si estamos en un estado de crecimiento, es importante crear conciencia de cómo este cambio le está afectando a usted y a su familia. Si no se poda, nuestro crecimiento puede restringir lenta y sutilmente el aire y la luz a nuestras propias buenas cualidades y las de los más cercanos. Esto puede comprometer nuestro sistema de raíces y dificultar el crecimiento nuevo tanto para nosotros como para los demás.
  • Sintonización.
    Cuidar un jardín requiere observar su crecimiento o la falta del mismo, y luego hacer ajustes en su cuidado para ayudarlo a florecer. A menudo no estamos seguros de haber hecho el ajuste correcto porque nuestros esfuerzos pueden no ser notorios por algún tiempo. Por lo tanto, es mejor no cuidar en exceso, sino ofrecer al jardín tiempo suficiente para que se nutra con el cuidado que usted le brinda y el sol y el agua adecuados. Las plantas que se riegan en exceso a menudo no desarrollan un sistema de raíces fuerte porque no tienen que cavar profundamente para encontrar el agua.

    Observar nuestros propios pensamientos, sentimientos y sensaciones puede decirnos qué necesitamos más o menos, incluido establecer nuestro propio ritmo en tiempos de transición y crecimiento.

  • Espiritualidad.
    Cuando nos sumergimos en la naturaleza y su proceso, a menudo nos sentimos libres de etiquetas, roles o expectativas. Esto nos ayuda a reconectarnos con nuestro yo auténtico y lo que valoramos en la vida, similar a la sensación de volver a casa. Este estado de apertura e inspiración puede cultivar una conexión con algo más grande que nosotros. Creer en algo fuera de nosotros mismos puede crear significado, paz y propósito, todo lo cual puede alimentarnos a través de eventos estresantes de la vida, mucho después de haber dejado la presencia de la naturaleza.

Hay muchas facetas de nuestra sociedad acelerada que nos condicionan para resistir el fluir natural de la vida y controlar lo que nunca debió ser controlado. Tómese el tiempo para detenerse y observar el crecimiento y el cambio de la naturaleza que se producen ante sus ojos. Darnos permiso para estar abiertos al asombro de la naturaleza hace que sea más fácil reconocer y ser pacientes con nuestro propio crecimiento y cambio, que también está lleno de sabiduría y sanación.

Sintonizar con la naturaleza nos permite sintonizarnos con nosotros mismos, si estamos dispuestos a escuchar. Una vez tuve un supervisor sabio que dijo: "Preferiría estar verde y en crecimiento que maduro y podrido".

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