Contrarresta el estrés con serenidad

¡Contrarresta el estrés con serenidad! Descubra cómo puede adaptarlo a su ajetreada vida.

Todo el mundo conoce el estrés. Demasiado que hacer, muy poco tiempo, problemas, problemas, irritaciones y todo lo que hace la vida complicada y frenética. ¿Pero serenidad? ¿No es una idea muy pasada de moda sin relevancia en el mundo moderno? Todo lo contrario, es fundamental para el bienestar y para contrarrestar los efectos dañinos del estrés en el cuerpo, la mente y el alma. Pero, ¿cómo practicarlo en una vida acelerada?

La meditación es un tiempo asignado para detenerse, establecer una mente hiperactiva y establecer la calma interior. Por otro lado, la serenidad no es algo que practiques por un tiempo limitado. Es un estado mental - tranquilidad de espíritu - que se traduce en una forma de lidiar con la vida cotidiana.

Desarrollar o aumentar la serenidad no requiere que te conviertas en monje o monja y tampoco es un lujo que no puedas permitirte. Si eliges vivir la vida con una fuerza interior tranquila, puedes comenzar donde estás ahora mismo.

Refresque su sentido de sí mismo.

Puede estar tan ocupado o abrumado que toda su atención esté concentrada en lo que está haciendo. Al funcionar en automático, simplemente está cumpliendo con las exigencias del día. En ese estado, es fácil olvidarse de uno mismo. Pero puede romper el control de las actividades que provocan estrés con pequeños momentos para recordarse a sí mismo. Sintonízate contigo mismo y toma conciencia de lo que sucede dentro de ti y de cómo actúas. Sentir tus pies en contacto con el suelo fortalecerá tu presencia.

Contener tormentas emocionales.

Las fluctuaciones en el estado de ánimo son una parte normal de la vida. Pero el drama y la turbulencia emocional son contraproducentes y solo aumentan el estrés. Si bien las emociones significativas no deben negarse y deben comprenderse, la agitación emocional por cosas menos importantes puede convertirse en una respuesta habitual en el curso de la vida diaria. En lugar de dejar que las emociones corran sin control, sea testigo de sus respuestas y discierna lo que realmente está sucediendo. Conocer sus factores desencadenantes y practicar la respiración a un ritmo tranquilo le ayudará a mantener la calma.

Supervise sus pensamientos.

Todo el mundo tiene todo un repertorio de historias que se cuentan a sí mismos sobre los acontecimientos de sus vidas. Cuando este repertorio es negativo y automático - catastrofista, pensamiento en blanco y negro, generalización excesiva, etc. - sabotea el éxito y la tranquilidad. Peor aún, las historias de calamidades anticipadas intensifican las preocupaciones, los miedos, el agobio, la irritación, la frustración y otras emociones autodestructivas. Desafíe sus pensamientos: ¿Son realistas y verdaderos? Si no es así, ¿cuál sería una forma más razonable de pensar sobre una situación? ¿Tus pensamientos te animan o te deprimen? ¿Aumentan o reducen la turbulencia emocional? Elija pensamientos que no estén atrapados en el drama pero que lo mantengan en control.

Busque soluciones.

Pensar en los problemas y concentrarse en las cosas que están mal o podrían salir mal parece tan natural. También abre la puerta a la culpa, la recriminación, la culpa, el arrepentimiento y, en general, un estado mental perturbado. Nada de esto traerá resolución o progreso, pero consume energía emocional preciosa sin ningún beneficio.

No todos los problemas pueden resolverse. Algunos simplemente tienen que ser aceptados. Pero es bastante raro estar completamente atascado. Puede haber alternativas, opciones, formas de evitarlo o posibles acciones a pesar de ello. Buscar soluciones en lugar de concentrarse en los problemas ayudará a calmar un sistema nervioso sobreexcitado.

Fluye con la vida.

En esencia, la serenidad contiene un sentido de confianza en que todo está bien tal como está. Eso puede ser difícil de aceptar a menos que comprenda que cada experiencia le dice algo valioso sobre usted y el mundo que lo rodea, y que la adversidad contiene las semillas de nuevos tesoros.

Seguir la corriente no se trata de dejarse llevar pasivamente por las corrientes de la vida. Al contrario, es la aceptación activa de cómo son las cosas y la elección de cómo afrontarlas. En lugar de luchar contra las circunstancias, ves las cosas objetivamente como realmente son. Manejas tus expectativas de ti mismo, tus circunstancias y otras personas. Y se siente cómodo con el cambio y los desafíos, enfrentándolos con flexibilidad psicológica y resiliencia.

Cultiva una presencia pacífica.

Al adoptar el valor de la serenidad, podrá hacer frente a los desafíos de la vida de una manera tranquila y considerada. En lugar de quedar atrapado en un drama que solo aumenta su estrés, satisface las demandas de vivir con una actitud de aceptación y acción autodirigida.

Realce la serenidad haciendo tiempo para Ser, con momentos en los que todo Hacer se detiene. La conciencia plena, la reflexión y la meditación te ayudan a lograrlo. Pero no tienes que sentarte con las piernas cruzadas ni cantar. Actividades simples como pasear al perro, ir a nadar, escuchar música suave u otras formas de "tiempo para mí" brindan poderosas oportunidades para calmar los nervios, reagrupar y refrescar sus perspectivas. Si tiene creencias espirituales o religiosas, la oración, la contemplación o la sintonía con las energías universales también lo ayudarán a hacerlo.

La serenidad puede parecer un valor pasado de moda que no tiene lugar en un mundo vertiginoso. Pero mientras que el estrés se entiende comúnmente como algo impuesto por factores externos, el estrés es realmente la respuesta del cuerpo y la mente a circunstancias desafiantes. Esto nos libera para lidiar con la vida de manera diferente y elegir la tranquilidad mental en lugar del abrumador autodestructivo.

¿Puedes ver la serenidad como algo valioso y deseable? ¿Cómo podría beneficiarle la serenidad?

!-- GDPR -->