Las ventajas de evitar conflictos

¿Alguna vez te han dicho que evitas los conflictos? ¿Te avergüenzas cuando la gente pronuncia estas temidas palabras o palabras similares? ¿Te encuentras dirigiendo tales acusaciones hacia los demás?

Los peligros de evitar los conflictos pueden ser obvios. Podemos ocultar nuestros sentimientos, deseos y puntos de vista genuinos porque tenemos miedo de cómo los demás nos verán o recibirán.

En lugar de ser valientemente auténticos, podríamos encontrar un pseudo-refugio aferrándonos a mentiras, engaños y omisiones convenientes. Podemos cerrarnos emocionalmente o cambiar de tema ingeniosamente, temiendo que si revelamos nuestros sentimientos o deseos honestos, seremos rechazados o avergonzados.

Los rechazos o traumas pasados ​​a menudo se traspasan a nuestra situación actual. Podemos estar convencidos de que es mejor que nos guardemos nuestra experiencia para no exponer nuestro tierno corazón a otro rechazo. Esto puede mantenernos seguros a corto plazo, al tiempo que refuerza un sentido inestable de autoestima y un doloroso aislamiento.

Evitar el conflicto cuando sea posible

Si nuestra intención es vivir con un corazón abierto y conectarnos con las personas de manera armoniosa, ¿por qué no evitaríamos los conflictos siempre que sea posible? ¿Alguna parte de nosotros piensa que deberíamos acoger con entusiasmo el conflicto, buscar oportunidades para participar en él o incluso disfrutarlo?

No debemos sentir vergüenza si tenemos aversión a la tensión interpersonal. Después de todo, lo que realmente queremos es amor e intimidad. Si mantenemos un enfoque claro en tratar de comprender a otra persona y expresar nuestros sentimientos y deseos de una manera amable y respetuosa, podemos minimizar los conflictos que surgen de sentirnos incomprendidos, criticados o avergonzados.

Quizás algunas personas disfrutan del conflicto porque las hace sentir poderosas o más vivas. Pueden pensar que es vergonzoso "retroceder", incluso cuando saben que están equivocados o en terreno inestable. Pueden encontrar placer en el orgullo de tener razón y encontrar el poder para demostrar que otros están equivocados.

Tal vez sean adictos a la adrenalina o la dopamina que se producen cuando dejan volar su ira o encuentran fallas en los demás. O disfrutan de la emoción del debate y la satisfacción del ego de ganar puntos.

Podemos aprender y crecer a través de conflictos inevitables cuando se nos aborda con destreza. Sin embargo, el hábito de provocar conflictos puede convertirse en una defensa que nos mantenga alejados de las personas.

Las personas que tienen un historial de no sentirse amadas, queridas y conectadas pueden sentirse atraídas por el conflicto y el drama porque se han acostumbrado a ellos, o no saben cómo recibir amor cuando está presente. Pueden tener dificultades para permitir que otros se acerquen a ellos.

Tomar riesgos inteligentes para enfrentar un posible rechazo o conflicto es una parte importante del crecimiento personal. Pero tenemos que elegir nuestras batallas sabiamente en lugar de sucumbir impulsivamente a la parte de "luchar" de la respuesta de lucha, huida y congelación. Vivir en un estado de vigilancia elevado y crónico puede crear estrés e inhibir nuestros sistemas de restauración.

Otra razón para evitar los conflictos cuando sea posible es que necesitamos límites saludables dentro de nuestro mundo. Puede haber situaciones en las que no nos sentimos seguros para revelar nuestra verdadera experiencia porque nuestra historia con una persona en particular revela que hay poco espacio para nuestros sentimientos o puntos de vista. No nos gustaría caminar continuamente hacia una hélice cuando no es realmente necesario.

Una parte del autocuidado es protegernos de confrontaciones innecesarias y agotadoras. Si esta falta de seguridad se aplica a una sociedad, podríamos considerar la consejería de parejas como un lugar seguro para resolver problemas importantes que están creando distancia.

Evitar conflictos puede ser nuestro modo predeterminado si no hemos tenido buenos modelos a seguir o experiencias positivas cuando nos hemos arriesgado para expresarnos. Si es así, puede ser útil para nuestro crecimiento aprovechar nuestra fuerza interior y enfrentar desafíos interpersonales en lugar de colapsar frente a un conflicto potencial. Cultivar el arte del discernimiento y la atención plena, confiar en nuestro sentido interior de cuándo se siente bien participar en una conversación desafiante y cuándo no, puede salvaguardar nuestro corazón y llevarnos a una vida más pacífica.

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