Por qué algunas personas no pueden reconocer las caras

La prosopagnosia congénita, o ceguera facial, una afección en la que las personas no pueden reconocer a los demás por sus rasgos faciales, se remonta a una etapa temprana del proceso de percepción, según un nuevo estudio.

Hasta ahora, se pensaba que la causa de la ceguera facial estaba asociada con las últimas etapas del proceso de percepción, cuando la información facial se convierte en un código abstracto para su almacenamiento a largo plazo.

Los nuevos hallazgos son importantes, no solo para nuestra comprensión del reconocimiento facial, sino también porque ayudan a arrojar luz sobre los procesos detrás del reconocimiento de cualquier objeto presentado visualmente.

El rostro de cada persona es un distintivo vital de la identidad, ya que nos reconocemos unos a otros en función de los detalles únicos de nuestros rasgos faciales. Sin embargo, la situación es muy diferente para las personas con ceguera facial. Se estima que aproximadamente del uno al dos por ciento de las personas se ven afectadas por esta afección.

Las personas con ceguera facial a menudo pueden compensar esta incapacidad para reconocer a los demás centrándose en, por ejemplo, en la voz, el peinado o la forma en que caminan. Sin embargo, esto se vuelve más difícil en situaciones sociales o cuando la naturaleza del trabajo de la persona (por ejemplo, como maestro o policía) significa que tiene que poder distinguir e identificar a muchas personas diferentes.

Para el estudio, los investigadores centraron sus esfuerzos en un grupo de personas que han experimentado problemas graves para reconocer rostros familiares desde una edad temprana, pero que no muestran evidencia de otros deterioros cognitivos.

“Pudimos demostrar que incluso las primeras respuestas selectivas de caras, las registradas aproximadamente 170 milisegundos después de ver una cara, se alteran en personas con prosopagnosia congénita; también pudimos demostrar que estos cambios están estrechamente relacionados con su déficit en el reconocimiento de rostros ”, dijo el Dr. Andreas Lüschow de Charité - Universitätsmedizin Berlin.

Usando MEG (magnetoencefalografía), los investigadores midieron la actividad en la corteza cerebral del cerebro. Los hallazgos muestran que incluso el contacto de por vida con otras personas no les permite a las personas afectadas compensar este déficit de reconocimiento facial. Esto sugiere que los mecanismos neuronales subyacentes se dividen en unidades cerradas distintas, lo que hace imposible que otras áreas del cerebro asuman su función.

Los investigadores planean realizar más estudios para ayudarlos a comprender mejor la interacción que ocurre entre los diversos mecanismos neuronales. Una mejor comprensión de estos procesos cognitivos no solo es importante en el campo de la medicina, sino también en otras áreas de investigación, como la robótica, donde dicho conocimiento puede proporcionar una "inspiración biológica" para el desarrollo y la mejora de los sistemas tecnológicos.

Fuente: Charité - Universitätsmedizin Berlin

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