Muchos jugadores crónicos más jóvenes también están deprimidos
Si un joven es un jugador crónico, las probabilidades de que también sufra depresión son extremadamente altas, según un nuevo estudio.
Para el estudio, el investigador principal Frédéric Dussault, Ph.D., de la Universidad de Quebec en Montreal en Canadá utilizó datos de un estudio a largo plazo en curso que comenzó en 1984. Ese estudio siguió a un grupo de 1.162 niños de jardín de infantes de áreas económicamente desfavorecidas. En Montreal.
A lo largo de los años, se recopiló información sobre el entorno socio-familiar en el que crecieron los niños, lo impulsivos que eran y la calidad de sus relaciones con sus padres y amigos.
El estudio actual incluye datos de 888 participantes a los que se les preguntó a las edades de 17, 23 y 28 años sobre posibles problemas de juego o depresión.
Solo el tres por ciento experimentó un aumento de los problemas crónicos de juego entre las edades de 17 y 28 años, según los hallazgos del estudio. Esto se corresponde con la tasa de prevalencia de problemas de juego entre los adultos de entre el uno y el tres por ciento, confirma el investigador.
Sin embargo, el estudio encontró que el 73 por ciento de los hombres jóvenes con problemas importantes de juego también padecen problemas depresivos.
Estos problemas se desarrollan de la mano y se vuelven aún más graves con el tiempo, anotaron los investigadores.
El estudio también encontró que los niños muy impulsivos tienen más probabilidades de deprimirse cada vez más y tener problemas con el juego.
El comportamiento de juego problemático no necesariamente disminuyó cuando los jóvenes cumplieron 28 años. Según Dussault, esto puede deberse a que el juego es legal una vez que las personas alcanzan la edad adulta.
Además, la influencia del tipo equivocado de amigos que incitan a otros a cometer delitos suele disminuir a medida que los jóvenes envejecen, añadió.
“Los problemas de juego pueden ser más un problema personal similar a una adicción; una vez adquiridos, es difícil deshacerse de ellos”, dijo Dussault.
Sugiere que los problemas de juego se traten junto con la depresión.
También señaló que, si bien una relación sólida entre padres e hijos podría contrarrestar la aparición de síntomas depresivos, no necesariamente lo hará para las tendencias al juego. Por eso cree que los programas de prevención temprana deben apuntar a factores de riesgo específicos, como ser muy impulsivo o hacer los amigos equivocados.
El estudio fue publicado en Springer Revista de estudios sobre juegos de azar.
Fuente: Springer