Es poco probable que las vacaciones mejoren la felicidad general

La mayoría de nosotros estamos felices a medida que se acercan nuestras vacaciones. Esperamos un descanso y, a menudo, creemos que el tiempo libre curará todos los problemas del lugar de trabajo.

Una nueva investigación respalda la afirmación de que los vacacionistas tienden a ser más felices que los no vacacionistas en el período previo a su descanso, pero una vez que regresan, hay muy poca diferencia entre los niveles de felicidad de los dos grupos.

Estos hallazgos de Jeroen Nawijn y su equipo de la Universidad Erasmus de Rotterdam se publican en línea en la revista Investigación aplicada en calidad de vida.

La investigación actual sugiere que las vacaciones están asociadas con una serie de sentimientos positivos. El estudio de Nawijn se propone responder a cuatro preguntas.

En primer lugar, ¿son los vacacionistas más felices que los no vacacionistas? En segundo lugar, ¿un viaje aumenta la felicidad? En tercer lugar, si un viaje aumenta la felicidad, ¿cuánto dura este efecto? Y, por último, ¿cuáles son los roles del tiempo de ausencia y el estrés de las vacaciones?

El autor evaluó cómo las vacaciones impactan la felicidad entre 1.530 adultos holandeses, 974 de los cuales tomaron vacaciones durante el período de estudio. En particular, Nawijn analizó las diferencias en los niveles de felicidad entre los vacacionistas y los que no se van de vacaciones, así como si un viaje aumenta la felicidad después del viaje.

Jeroen Nawijn descubrió que los que estaban planeando unas vacaciones eran más felices que los que no se iban, y sugiere que esto puede deberse a su anticipación al descanso.

Después de un viaje, no hubo diferencia entre la felicidad de los vacacionistas y la de los no vacacionistas, a menos que el tiempo libre fuera muy relajante, en cuyo caso la felicidad ligeramente aumentada fue particularmente notable en las primeras dos semanas de regreso. El efecto desapareció por completo después de ocho semanas.

El autor explica que no es de extrañar que los viajes no tengan un efecto prolongado sobre la felicidad, ya que la mayoría de los vacacionistas regresan al trabajo u otras tareas diarias y, por lo tanto, vuelven a su rutina normal con bastante rapidez.

Jeroen Nawijn concluye analizando las posibles implicaciones desde tres puntos de vista. Desde un punto de vista individual, sugiere que es probable que las personas obtengan más felicidad de dos o más descansos breves distribuidos a lo largo del año, en lugar de tener solo unas vacaciones más largas una vez al año.

Desde una perspectiva de política, para que las familias puedan escalonar sus viajes durante el año, el sistema escolar debería ser más flexible. Y por último, desde el punto de vista de la gestión, el autor aconsejaría a los gestores de turismo que ofrezcan productos vacacionales lo más relajados posible.

Fuente: Springer

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