La resiliencia y la autorregulación de los estudiantes compiten con los académicos

Un nuevo estudio en español sugiere que, para algunos niños, aprender a establecer y ajustar metas y enfrentar la adversidad es más importante para el éxito en la vida que mejorar la cognición.

Los investigadores explican que los contratiempos son parte de la vida de cualquier persona y pueden comenzar desde el principio. Sin embargo, lidiar con la adversidad a lo largo de la vida es una realidad que algunos parecen manejar mejor que otros.

De hecho, reprobar un examen en la escuela, ser rechazado por un trabajo o ser gritado por su maestro o superior son solo algunos ejemplos de situaciones que pueden causar desesperación, decepción o sensación de fracaso. Donde algunos se rinden o se derrumban al ver una dificultad, otros tienen niveles de resiliencia que les permiten preservar y mantener la calma bajo presión.

En primer lugar, los investigadores dicen que la resiliencia es una habilidad adquirida en lugar de un rasgo de carácter fijo. Esto significa que se puede aprender e implica trabajar en comportamientos, pensamientos y acciones.

Esto puede ser más fácil de decir que de hacer, especialmente cuando se trata de jóvenes con alto riesgo de exclusión social. ¿Cómo se puede adquirir eficazmente la resiliencia?

En un estudio reciente, la profesora Raquel Artuch-Garde de la Universidad Internacional de La Rioja y su equipo analizaron si la autorregulación sería un buen predictor de la resiliencia.

Se analizaron 365 estudiantes españoles de entre 15 y 21 años, que están marcados por el fracaso académico y que, sin las calificaciones necesarias, encuentran posteriormente muy restringido el acceso al mercado laboral.

“Nos preguntamos si estos estudiantes sobrevivirían mejor en el sistema si estuvieran preparados para superar la adversidad. La investigación muestra la relación entre dos habilidades no cognitivas esenciales: la resiliencia y la autorregulación que son igual o incluso más importantes que los aspectos cognitivos en el proceso educativo de los estudiantes en riesgo de exclusión social ”, dijo Artuch-Garde.

De hecho, la relación fue significativa, ya que aprender de los errores fue un factor de predicción importante de la resiliencia, en particular el afrontamiento y la confianza, la tenacidad y la adaptación, así como la tolerancia a situaciones negativas.

El estudio muestra que ayudar a los jóvenes en riesgo a recuperarse de las adversidades adquiriendo habilidades de autorregulación, como establecer metas y ajustar su camino después de un paso en falso, los prepara mejor para desempeñarse bien en la escuela y en la vida.

Los resultados, según Artuch-Garde, ilustran “la importancia de trabajar en las fortalezas de los estudiantes que van más allá de las áreas académicas o técnicas y que les ayudan a afrontar positivamente las situaciones adversas que encuentran en su vida”.

Fuente: Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) / Frontiers / EurekAlert

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