Padres, hijas y aprendizaje de la autoestima

Una relación sana entre padre e hija es clave para desarrollar la autoestima positiva de una niña. Para todas las niñas, papá es la primera figura masculina en su vida. Él y mamá lo son todo; se convierten en el mundo del niño. Si esa relación entre padre e hija se tensa a una edad temprana, puede generar una vida de desafíos internos y luchas con el sexo opuesto.

Esta poderosa relación entre padre e hija comienza alrededor de los 2 años y dura toda la vida, pero los años críticos (formativos) son de 2 a 4 años. Las preguntas básicas que acompañan al desarrollo a esta edad son: ¿Está bien ser yo? ¿Soy libre para explorar, experimentar con mi nuevo entorno y disfrutar de las cosas que me atraen?

Si los padres permiten que el niño sea autosuficiente, explore y sea repetitivo en sus acciones, entonces crecerá con un sentido de autonomía. También aprenderá a comprender que los padres están allí como una fuerza unida de seguridad. Si papá exige demasiado del niño a esta edad, ignora sus nuevas habilidades y no permite que las ejercite repetidamente, entonces no podrá dominar su entorno y ella puede desarrollar dudas sobre sí misma.

Esta duda puede filtrarse en la forma en que el niño se ve a sí mismo y limita sus acciones para avanzar a medida que crece. Declaraciones como "No puedo probar para la obra de la escuela. No puedo correr rápido. No puedo entrar en el concurso de ortografía ”se puede escuchar en el hogar. Esto lleva a dudar de sus acciones y puede convertirse lentamente en una baja autoestima. Los padres pueden etiquetarla erróneamente como "simplemente tímida" o "cautelosa" cuando ella no es ninguno. Busca señales de aprobación o desaprobación de sus padres en lugar de explorar cosas nuevas libremente. No hay curiosidad en el niño, no hay experimentación, solo reglas que ha aprendido. Esto puede resultar agotador.

Si no se resuelven, estos problemas resurgirán constantemente hasta la edad adulta. Continuamente desempeñaremos nuestro papel desde la infancia si no vemos y corregimos los patrones negativos. Papás, animen a sus hijas a una edad temprana a probar cosas nuevas, anímenlas, permitan que cometan errores. Ofrézcale consejos cuando se le pida, mírela a los ojos cuando le hable, sea paciente cuando le enseñe cosas nuevas y bríndele un hombro de apoyo para que llore.

Encuentre algo que solo ustedes dos puedan hacer juntos. No te burles del baile padre-hija, ¡adelante! Encuentre algo que sea especial y significativo, como trabajar juntos en un proyecto durante unas horas todos los domingos. Intenten preparar la cena juntos un día a la semana, hacer senderismo, conducir a la playa o jugar un partido de baloncesto después de la cena. Las opciones son infinitas. Nunca es demasiado tarde para comenzar con este patrón de apoyo y le garantizo que su hija lo estará esperando. Recuerda dejar que ella también sea parte del proceso de sugerencia y selección.

Las mujeres que crecieron con relaciones positivas con sus padres (y madres) se sienten seguras, eligen parejas adecuadas, responden a situaciones de manera emocionalmente saludable y pueden tener relaciones significativas tanto con hombres como con mujeres.

Somos verdaderamente un producto de nuestro medio ambiente. Papás, el mejor regalo que les pueden dar a sus hijas es el regalo del respeto. Mostrarle respeto a ella y a su madre consistentemente en sus acciones y con sus palabras es increíblemente poderoso y establece el estándar de cómo ella siente que otros hombres deberían tratarla. Tiene el poder de poner en marcha un patrón saludable que dura toda la vida. El viejo dicho "las niñas se casan con sus padres" es cierto. Independientemente de si la relación fue positiva o negativa, somos humanos y gravitamos hacia lo que nos resulta cómodo y familiar. No hay trabajo y título más grande que papá, y ninguno más gratificante.

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