Cómo alterar su discurso para motivar a otros

Motivar a los demás no es tarea fácil. Viene en muchas formas, pero a menudo el lenguaje es el medio más efectivo para motivar e inspirar a otros. Y lo que importa tanto como qué tu dices es cómo Lo dices.

Una nueva investigación en psicología sugiere que la forma en que alteramos nuestras señales del habla puede influir en la motivación que siente otra persona. Netta Weinstein de la Universidad de Cardiff, junto con Konstantina Zougkou y Silke Paulmann de la Universidad de Essex realizaron una investigación que examina la capacidad de una persona para motivar a otros a través de señales del habla. Descubrieron que cosas como el volumen, la velocidad y la claridad son muy importantes cuando se trata de cómo se recibe su mensaje.

¡Cuida tu tono!

Para motivar a otros en el discurso, el elemento más importante es que lo que dices apoya la autonomía personal de las personas. Si apoya su independencia, hará que las personas que lo rodean estén más comprometidas e interesadas en lo que tiene que decir. Y es más probable que cumplan con un comportamiento o acción deseados.

El lenguaje motivacional se puede dividir en sus elementos centrales o señales del habla. Cuando se trata de estructurar este lenguaje usted mismo, estas son las características que necesita estar atento:

1. Volumen. Las personas cuyo discurso es motivador no hablan tan alto como quienes expresan declaraciones de control. Sin embargo, la investigación simultánea muestra que tener un alto nivel de volumen te hace más carismático. La sugerencia, entonces, es encontrar un medio feliz, uno con el que se sienta cómodo.

2. Claridad. El habla confusa no es tu amiga. Trate de enunciar, especialmente cuando esté enfatizando palabras. Leer en voz alta es útil en esto: terminas pronunciando lentamente palabras desconocidas y te familiarizas aún más con las palabras que ya conoces. Cuanto más claro sea, mejor se comunicará. También puede intentar respirar desde su diafragma. Para hacer esto, simplemente inhale y deje que su estómago se infle, y exhale y deje que su estómago baje. Durante la mayor parte del tiempo de conversación, puede tener respiraciones breves y superficiales, pero cada 10-15 segundos agregue esta gran respiración diafragmática. Aporta un mayor control sobre su discurso.

3. Velocidad. Si hablas demasiado rápido, pareces nervioso y desprevenido. Además, el discurso motivador se habla más lento que el controlador. Esto es lo que puede hacer: intente dividir sus oraciones en partes relevantes. Toma un respiro entre cada parte. De esta manera, reduce su velocidad de habla en general y está pausando efectivamente. También está mejorando la claridad del habla.

4. Energía. En varios estudios, los científicos investigaron la distribución de energía a través de bandas de frecuencia. Las voces entrecortadas tenían una mayor concentración de energía en las regiones de alta frecuencia. Las voces relajadas mostraron una alta proporción de energía de baja frecuencia. Los estudios encontraron que las voces de baja frecuencia, que son menos contundentes, eran más motivadoras. De la siguiente manera, para crear un entorno motivador, debe ser menos contundente con su voz. Lea una oración de este artículo en voz alta con su mejor voz. Ahora responde estas preguntas: ¿estás demasiado jadeante? ¿Demasiado áspero? Tu voz debe ser relajada, en lugar de presionada. Si se siente tenso y le resulta difícil relajarse, intente respirar profundamente un par de veces.

5. Énfasis. Enfatice la información importante. Esto puede parecer aburrido si usa el mismo tipo de énfasis constantemente. No olvides cambiarlo un poco. Aquí tienes una lista de diferentes formas en las que puedes enfatizar tus palabras. Los siguientes consejos se derivan de un estudio que se centró en el carismático estilo de hablar de Steve Job:

  • Enfatice cada sílaba o palabra para que cada una suene prominente.
  • Repite palabras, específicamente adjetivos como "muy" o "realmente".
  • Acentúa la consonante de una sílaba acentuada y deja que el tono caiga cuando llegues a la siguiente vocal. Un ejemplo de esto es decir, "¡RRRR-eally!"
  • ¡Haz lo contrario de lo que está escrito directamente arriba! Enfatiza la vocal y deja que tu tono caiga cuando llegues a la consonante. Pronunciarías increíble como "soy-AAA-zing".

Además, si se encuentra en una posición en la que puede recopilar información de sus colegas, intente armar una encuesta y pedir a los empleados que la completen después de su presentación. Incluso puede convertirlo en anónimo; de esa manera, podrá recibir comentarios honestos. Asegúrese de incluir estas señales de habla anteriores en sus comentarios.

Y complemente estos ejercicios con aplicaciones personales:

  • Orai - Mejora el hablar en público: Esta aplicación usa tus grabaciones para medir qué tan rápido hablas, tu nivel de energía y tu claridad vocal. También rastrea palabras de relleno, como "um, uh, ya sabes". También te permite reproducir tus grabaciones, para que puedas escucharte a ti mismo nuevamente, y también se transcribe todo para ti. También hay ejercicios breves y rápidos que aumentan en dificultad a medida que avanza.
  • VirtualSpeech: Si realmente necesita estar en un entorno realista para practicar, este curso simula una realidad virtual para usted, por lo que necesita un visor de realidad virtual para esto. Realiza un seguimiento de la vacilación, la velocidad del habla e incluso el contacto visual. La audiencia incluso tiene distracciones para hacer que la aplicación sea lo más realista posible.
  • Ummo: Una aplicación sencilla que analiza las grabaciones de su discurso. Realiza un seguimiento de su ritmo, volumen, porcentaje de claridad y cuántas palabras de relleno ha utilizado. También puede ingresar frases específicas que le gustaría tener en cuenta y Ummo contará cuántas veces las ha dicho.

La ciencia detrás del discurso motivacional

Un artículo de investigación reciente desentrañó estas señales de discurso motivacionales. En un estudio, los investigadores analizaron el tono, el volumen, la velocidad y la energía. Los actores estaban con situaciones. Les dijeron: “Tienes una hija en edad escolar. En la noche de los padres, la maestra le dice que a su hija le va mal y que no parece involucrada en el trabajo. Tú…"

Luego, se les presentaron formas de control y motivación para responder a la pregunta. Podrían hablarlo con su hija para entender sus problemas o regañarla y esperar que lo haga mejor. Luego fueron registrados como se imaginaban a sí mismos en estos escenarios. Los actores comenzaron diciendo 28 frases de motivación, luego se tomaron un descanso y dijeron 28 frases de control. Descubrieron que las respuestas neutrales no diferían de las respuestas motivacionales, lo que significa que los actores terminaron sonando más motivadores cuando eran neutrales.

Los estudiantes calificaron estas grabaciones informando cuán apremiantes eran las declaraciones controladoras, mientras informaban hasta qué punto las declaraciones motivacionales respaldaban la elección. Esto se hizo para validar frases grabadas por los actores.

Hubo patrones predecibles de patrones de habla que se manifestaron en las diferentes respuestas. Las oraciones motivacionales que apoyan la autonomía se pronunciaron con más tranquilidad, con menos fuerza y ​​más lento que las oraciones controladoras.

Un segundo estudio evaluó si los oyentes podían identificar contenido motivacional. También observaron cómo este contenido estaba vinculado al apoyo y la presión. Presentaron a los oyentes con oraciones neutrales, motivacionales y controladoras, todas aleatorias. Luego preguntaron a los oyentes cómo sonaba la presión del orador y si el orador apoyaba el sentido de elección del oyente.

Para este estudio, encontraron que los participantes encontraron que las oraciones pronunciadas de una manera controladora eran una elección más presionante y menos comprensiva. Los resultados del estudio anterior también entraron en juego, ya que el volumen y la velocidad estaban relacionados con oraciones motivacionales.

Un último estudio probó si las palabras neutrales pronunciadas en un estilo motivacional podrían cambiar los niveles de presión y apoyo en el oyente. También probaron para ver si estos elementos del habla influirían en el bienestar de una persona. Para hacer esto, pidieron a los estudiantes de 18 a 45 años que escucharan oraciones redactadas de manera neutral que se pronunciaran de manera motivadora o controladora. Escucharon atentamente varias de estas declaraciones y respondieron preguntas sobre apoyo, bienestar, ansiedad y autoestima.

En el corazón de estos hallazgos está que el discurso motivacional es una habilidad aprendida. No es una habilidad inherente con la que naces o no. En cambio, es algo que se desarrolla con el tiempo con práctica y un poco de esfuerzo. Pero mientras que antes era una prueba y error a ciegas, aquí al menos tenemos un punto de partida, una guía de qué características son las más importantes para apuntar.

¿Entonces, Qué esperas? Deja de leer y empieza a hablar.

!-- GDPR -->