No se preocupe, no sea feliz: ventajas sorprendentes de la infelicidad

Nos han dicho desde que llegó nuestro primer grano que nos miremos en el espejo y digamos: "Soy lo suficientemente bueno, soy lo suficientemente inteligente, y hoy va a ser un GRAN día, a pesar de este granito en mi barbilla" mientras pegando una sonrisa falsa en nuestro rostro.

Los psicólogos positivos nos han alimentado a la fuerza con afirmaciones, diciéndonos que cuanto más las digamos y tratemos de creerlas, la felicidad será nuestra; que la felicidad es lo único que realmente debería preocuparnos, porque “la búsqueda de la felicidad” es nuestro derecho estadounidense.

Pero, ¿todo esto es científicamente sólido?

Susan David, PhD, psicóloga de la facultad de la Facultad de Medicina de Harvard, cree que no. Después de dos décadas de investigar la ciencia de las emociones, está haciendo olas con su concepto de "agilidad emocional", que fue declarado por la Harvard Business Review para ser una de las "Ideas de gestión del año". En su libro recienteAgilidad emocional explica por qué tenemos que dejar de forzar la felicidad y permitirnos sentir nuestras emociones.

El peligro de demasiada felicidad

“La paradoja de la felicidad es que luchar deliberadamente por ella es fundamentalmente incompatible con la naturaleza de la felicidad misma”, escribe el Dr. David. "La lucha por la felicidad establece una expectativa, lo que confirma el dicho de que las expectativas son resentimientos que esperan suceder".

Salpimenta su libro con estudios que muestran por qué la felicidad forzada no hace más que hacernos más infelices. En un estudio publicado en el Revista de psicología personal y emocional En enero de 2001, dos investigadores de la Universidad de California en Berkeley inspeccionaron fotografías de anuarios de 1958 y 1960.

Distinguieron las sonrisas genuinas de las falsas (las dos sonrisas activan diferentes grupos de músculos). Treinta años después, se descubrió que a los estudiantes con sonrisas genuinas les iba mucho mejor que a aquellos con sonrisas falsas: los sonrientes genuinos tenían matrimonios más satisfactorios, mayores sentimientos de bienestar, etc.

En un estudio publicado en agosto de 2011 enEmoción, algunos participantes recibieron un artículo de periódico falso que elogiaba las ventajas de la felicidad, mientras que otro grupo leyó un artículo que no mencionaba la felicidad. Luego, ambos grupos vieron clips de películas asignados al azar que eran felices o tristes.

Los participantes a los que se les había entregado el artículo del periódico que alababa los beneficios de la felicidad salieron de ver la película feliz sintiéndose menos felices que los del grupo a quienes no se les dijo que se sintieran felices en el artículo.

Dice David: "Poner un valor demasiado alto a la felicidad aumentó sus expectativas sobre cómo 'deberían ser' las cosas y, por lo tanto, los preparó para la decepción".

Finalmente, en dos estudios publicados en octubre de 2012 enEmoción, se determinó que cuantas más personas valoraban y buscaban la felicidad, más solos se sentían a diario. La búsqueda de la felicidad parecía dañar las conexiones de las personas con los demás porque, en contextos occidentales, la felicidad suele definirse en términos de sentimientos personales positivos. En el segundo estudio, inducir a las personas a valorar la felicidad llevó a una mayor soledad, según lo medido por los autoinformes y los niveles de la hormona progesterona.

Dones ocultos de las emociones negativas

La mayoría de nosotros tratamos de limitar nuestras emociones negativas a un pequeño rincón de nuestro cerebro como lo hizo Joy en la película de Disney. De adentro hacia afuera, cuando dibujó un pequeño círculo para que Tristeza se quedara adentro durante el día. Nos sentimos incómodos con las emociones negativas porque nos han dicho que son malas.

Pero David nos anima a abrazarlos tanto como podamos, porque tienen dones ocultos. “Nuestras llamadas emociones negativas fomentan un procesamiento cognitivo más lento y sistemático”, explica. "Los estados de ánimo 'negativos' convocan un estilo de pensamiento más atento y complaciente que lo lleva a examinar los hechos de una manera fresca y creativa".

Una de mis secciones favoritas del libro es cuando enumera todos los beneficios de nuestras emociones negativas. Entre las "buenas noticias sobre el mal humor" se encuentran estas ventajas:

  • Nos ayudan a formar argumentos.
  • Mejoran la memoria.
  • Fomentan la perseverancia.
  • Nos hacen más educados y atentos.
  • Fomentan la generosidad.
  • Nos hacen menos propensos al sesgo de confirmación. (Nos animan a buscar información con opiniones contrarias o mantener la mente abierta).

La ira puede ayudarnos a afrontar algo importante.

La envidia puede motivarnos a hacerlo mejor.

La vergüenza y la culpa pueden ayudar a nuestras relaciones y fomentar la cooperación.

La tristeza a menudo indica que algo anda mal. Dice David: "Nuestros sentimientos crudos pueden ser los mensajeros que necesitamos para enseñarnos cosas sobre nosotros mismos y pueden impulsarnos a comprender las direcciones importantes de la vida".

Los cuatro conceptos de la agilidad emocional

La agilidad emocional es un proceso mediante el cual una persona navega a través de los giros y vueltas de la vida con autoaceptación y una mente abierta. No ignoras las emociones difíciles, ni te preocupas por ellas. Simplemente mantienes las emociones y los pensamientos libremente, con cierto grado de coraje y compasión. Luego, cuando sea apropiado, intente superarlos para hacer el cambio necesario en su vida. Hay cuatro conceptos clave para la agilidad emocional:

  • Aparecer: volverse hacia sus pensamientos, emociones y comportamientos, no alejarse de ellos, y estar dispuesto a enfrentarlos con curiosidad y amabilidad.
  • Salir: separarse de sus pensamientos y observarlos para verlos de manera más objetiva, creando un espacio entre sus sentimientos y su respuesta a sus sentimientos.
  • Caminando tu por qué: integrar el pensamiento y el sentimiento con aspiraciones a largo plazo; mirar sus valores fundamentales y dejar que proporcionen la brújula que determina su dirección.
  • Continuando: realice cambios a través de pequeños ajustes deliberados infundidos con sus valores.

Cuando lees tantos libros de autoayuda como yo, te cansas del mismo consejo de pensar en positivo y ponerte en marcha con las botas. Me refrescó el enfoque de David: no se preocupe tanto por ser feliz. Reconocer los tesoros escondidos en mis emociones negativas me hace más dispuesto a tolerarlas y a dejar que me guíen hacia los cambios que necesito hacer en mi vida.

Esta es una buena noticia para los gruñones.

Publicado originalmente en Sanity Break en Everyday Health.

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