Cómo nos quedamos atrapados en un conflicto intratable

El Dr. Peter Coleman sabe mucho sobre conflictos. Un pacificador natural que se describe a sí mismo, Coleman tuvo sus primeras experiencias resolviendo conflictos como consejero de salud mental en un hospital psiquiátrico en la década de 1980, una época en la que los disturbios no eran infrecuentes.

Pero los conflictos que analiza en su nuevo libro, El cinco por ciento, no son los que se encuentran habitualmente en un hospital psiquiátrico. El Dr. Coleman, profesor de psicología en la Universidad de Columbia, se ha dedicado a estudiar conflictos intratables.

Los conflictos intratables son aquellos que están muy intensificados, con repetidos actos de violencia. A menudo implican mucho en juego (tomemos, por ejemplo, la disputa territorial entre Pakistán e India sobre la región de Cachemira) y son escenarios de ganar-perder: una vez que se resuelvan, solo una de las partes saldrá ganando. Los participantes a menudo no ven una salida, ya que cualquier resolución les obligaría a renunciar a demasiado.

La percepción de que un conflicto es intratable es importante. Por ejemplo, algunos podrían ver el conflicto israelo-palestino como intratable, mientras que otros verían el costo del conflicto en curso como más alto que el costo de llegar a un acuerdo.

Un conflicto que se percibe como intratable es más probable que implique medidas desesperadas. Muy a menudo son esas medidas desesperadas las que aumentan la intratabilidad del conflicto.

El Dr. Coleman sugiere que este tipo de conflictos no solo ocurren en situaciones internacionales. Sostiene que también pueden ocurrir en familias y comunidades locales.

Pero los conflictos intratables no responden a la resolución de conflictos tradicional. Si ambas partes sienten que no hay salida, la negociación tiene poco efecto. Coleman sugiere que la mediación de conflictos intratables en realidad puede empeorarlos.

En lugar de mediación, Coleman y sus colegas sugieren la necesidad de encontrar nuevas estrategias para interrumpir los patrones de violencia. Sugiere que algún tipo de gran impacto puede hacer el truco.

Tal evento ocurrió durante un conflicto intratable en Boston en la década de 1990 entre las comunidades anti-aborto y pro-aborto. Después de años de interacciones hostiles y mordaces, los dos grupos se unieron, sorprendidos por el disparo de dos mujeres fuera de una clínica de salud. Coleman sugiere que el impacto de este tiroteo cambió la dinámica del conflicto.

Louis Kriesburg, autor de "Conflictos intratables y su transformación”Sugiere que es más probable que los conflictos intratables se resuelvan cuando las personas creen que están obligadas a defender las decisiones de sus líderes.

Por ejemplo, una decisión de la Corte Suprema que aclare los programas de acción afirmativa o un alto el fuego entre regiones en guerra puede permitir que las emociones se calmen. Es posible que estas medidas no resuelvan el problema subyacente, pero permiten una discusión más constructiva.

Evitar conflictos insolubles puede ser la mejor manera de asegurarse de que uno no quede sin resolver. Ya sea un conflicto entre países o uno que ocurra en su comunidad local o incluso en su familia, la percepción de que un conflicto es irresoluble y que lo que está en juego es demasiado alto para perderlo tiene un impacto en el comportamiento. El comportamiento desesperado puede aumentar los riesgos y las emociones.

Parece que todavía tenemos mucho que aprender sobre conflictos intratables. Pero ejemplos como la Guerra Fría y el apartheid nos enseñan que pueden cambiar y cambian.

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