¿Su microbioma lo está estresando?

Enfrentemos los hechos: el estrés llegó para quedarse. El estilo de vida moderno prepara el escenario, con carreras de alto estrés, falta de sueño, conexión constante a las redes sociales, contaminación ambiental… la lista es larga. Aunque algo de estrés es bueno, ya que sirve como un motivador interno para el crecimiento y los logros personales, el estrés crónico y abrumador causa estragos en el cuerpo. Estás viendo algunas consecuencias graves, como obesidad, diabetes, enfermedades cardíacas y trastornos del estado de ánimo.

El cerebro y el sistema digestivo están íntimamente relacionados. Tan cerca, de hecho, que muchos expertos dicen que debería verse como un solo sistema. A menudo se hace referencia al intestino como "el segundo cerebro", y el contenido de este segundo cerebro puede afectar profundamente al primero. Aunque solo estamos raspando la superficie, una nueva investigación sugiere formas de controlar el estrés cuidando primero el intestino.

Cuando lo piensas, el intestino humano es bastante notable. Es el único órgano que alberga su propio sistema nervioso entérico, lo que permite la comunicación directa desde el intestino hasta el cerebro. ¿Le viene a la mente la frase "sentimientos viscerales"? El tracto intestinal proporciona un hogar acogedor para una amplia gama de microbios. Desde bacterias y arqueas hasta virus y hongos, más de 100 billones de microbios componen cada microbioma distinto.

Los microbios que viven en el intestino tienen un gran impacto en la salud. Son responsables de:

  • Digestión y metabolismo,
  • Control emocional y estabilidad del estado de ánimo.
  • Extracción de vitaminas y nutrientes de los alimentos.
  • Respuesta del sistema inmunológico y
  • Mantener la integridad de la pared intestinal.

Las bacterias intestinales también tienen la capacidad de crear hormonas y neurotransmisores. Bacterias beneficiosas, como Bifidobacteria y Lactobacillus, producen GABA, un neurotransmisor que alivia la ansiedad y mejora el sueño. Otras cepas producen serotonina, a menudo llamada la "hormona feliz" por sus capacidades de aumentar el estado de ánimo con cortisol. Ciertos microbios trabajan para reducir el cortisol, la hormona del estrés disruptivo responsable de nuestras reacciones de lucha o huida. Es cuando hay un desequilibrio de microbios buenos y malos que puede causar problemas. ¿Qué provoca este desequilibrio? Estrés crónico.

El cerebro tiene un efecto directo sobre el estómago. El estrés puede alterar la composición y función del microbioma, reduciendo las bacterias intestinales buenas y allanando el camino para la invasión de los malos. Cuando las bacterias malas colonizan el intestino, se produce una alteración significativa del sistema nervioso entérico. Algunas cepas rompen la comunicación intestino-cerebro, disminuyendo la capacidad de equilibrar las emociones. Otras cepas liberan factores proinflamatorios que se han relacionado científicamente con la evitación social y, lo adivinaste, estrés. Se convierte en un círculo vicioso de estrés psicosocial y mala salud intestinal.

Recuerde que la comunicación entre el intestino y el cerebro es una vía de doble sentido. Así como el estrés puede causar un desequilibrio de microbios buenos y malos en el intestino, la composición del microbioma puede afectar la capacidad para manejar situaciones estresantes. Un tracto intestinal alterado puede ser la causa o las secuelas del estrés. Lo que come afecta su intestino, y una dieta alta en carbohidratos refinados promueve el crecimiento excesivo de bacterias y hongos dañinos. Este desequilibrio prepara el escenario para lo que se conoce como "síndrome del intestino permeable", el deterioro de la integridad intestinal que resulta en un estado de inflamación crónica y generalizada. Este tipo de inflamación no solo aumenta la percepción del estrés, sino que está relacionado con la ansiedad, la depresión, la artritis, la enfermedad de Chron, la sensibilidad a los alimentos y los trastornos autoinmunes (entre muchos, muchos más).

Aquí está la conclusión: no siempre podemos controlar el estrés en nuestras vidas, pero podemos tomar el control de nuestro microbioma. Elimine los alimentos que causan estragos en el intestino, como el azúcar, el alcohol y los alimentos procesados. Adoptar una dieta a base de plantas llena de frutas y verduras permite que las bacterias buenas prosperen, dejando poco espacio para que los microbios dañinos se sientan como en casa. Complementar con cepas saludables de bacterias es otro cambio de juego, ya que los estudios demuestran que los probióticos ayudan a disminuir la producción de cortisol y mejoran el estado de ánimo, la cognición y la respuesta al estrés.

Un intestino sano significa una mente sana. ¿Listo para hacer algunos cambios? Vaya con su instinto en este.

Referencias:

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