Cómo 'Mad Men' nos enseñó sobre el trauma, la vergüenza y la curación

Don Draper, un personaje de la serie de televisión "Mad Men", fue un sobreviviente de un trauma infantil.

Pero cuando conocimos a Don, conocimos a un hombre que lo tenía todo. Estaba en la cima de su carrera, felizmente casado con su hermosa esposa, Betty, y padre de dos adorables hijos. Su fachada altiva, arrogante y distante se confundía fácilmente con una confianza genuina.

Sin embargo, pronto descubrimos que Don era un hombre con defectos. Alcohólico, mujeriego y adúltero, mintió sobre cosas, una de las cuales fue su falsa identidad. Estos defectos, o lo que un terapeuta consideraría síntomas, eran una indicación de que Don no se encontraba bien. Los síntomas suelen ser pistas brillantes que le permiten a una persona saber que tiene emociones subyacentes pero bloqueadas, a menudo del pasado, que necesitan atención y liberación.

Los síntomas de Don (beber, ser mujeriego y hacer trampa) tenían dos propósitos principales de autoprotección:

  1. Para evitar el contacto con emociones dolorosas del pasado, que empujan hacia arriba para expresarse.
  2. Para prevenir el contacto con anhelos insatisfechos de amor y seguridad emocional.

Los flashbacks nos dieron destellos de la infancia de Don. Lleno de pobreza económica y emocional, también fue abusado. Sin embargo, la parte más dañina psicológicamente fue que no tenía personas que se preocuparan por él en casa. Su sufrimiento fue recibido con indiferencia e incluso con desprecio. Los niños cuyo sufrimiento es recibido con indiferencia o peor, a menudo desarrollan una vergüenza traumática.

¿Qué es la vergüenza traumática?

Cuando alguien nos lastima, primero reaccionamos con ira y tristeza. Cuando no se responde a esos sentimientos, nos retiramos en defensa propia. El yo vulnerable se esconde en lo profundo de la mente, al igual que una tortuga se refugia en su caparazón. La experiencia sostenida y visceral de desconexión de otras personas y de los propios deseos y necesidades define la vergüenza traumática.

Creer que somos defectuosos, indignos de amor y felicidad son signos de vergüenza. La vergüenza hace que nos aíslemos y nos retiremos de la conexión con los demás. La vergüenza provoca experiencias físicas que nos hacen sentir que estamos desapareciendo, desintegrando o hundiéndonos en un agujero negro sin fondo.

Entonces, ¿qué hace Don con toda la vergüenza interiorizada de su infancia?

Las personas avergonzadas tienen demasiado miedo de buscar consuelo en los demás. "¿Por qué molestarse?" Don podría preguntar: "De todos modos, nadie estará allí para mí". Pero Don solo tendría razón en parte. Nadie estuvo allí para él cuando era niño. Su trauma le advierte que siempre espere el rechazo, evitando así una oportunidad de amor y seguridad emocional en el futuro. No es de extrañar que las personas que sufren vergüenza recurran a estrategias de afrontamiento como las drogas, el alcohol, la agresión y otros comportamientos autodestructivos.

Don no puede soportar estar solo sin estar borracho. Sin alcohol, las emociones y los anhelos del pasado se acercan demasiado a la superficie. No tiene habilidades, educación ni persona que lo ayude a manejar experiencias tan abrumadoras física y emocionalmente. Adormecerlos fue lo mejor que pudo hacer.

El sexo como sustituto del consuelo emocional

Como tantos supervivientes del trauma del apego, Don estaba demasiado aterrorizado para amar y ser amado. Sin embargo, los seres humanos tienen una necesidad universal de cariño y afecto. La cercanía física del sexo fue la mejor manera en que Don manejó su conflicto entre la necesidad innata de cercanía y su miedo a la cercanía. Al tener relaciones sexuales con muchas mujeres diferentes, Don logró satisfacer sus necesidades físicas de afecto mientras mantenía la distancia emocional que necesitaba para sentirse seguro.

Recuperación

En la última temporada de la serie, Don finalmente se dio cuenta de que enmascarar y evitar su vergüenza era el camino equivocado. Un momento particularmente conmovedor ocurrió en una temporada anterior cuando Don les mostró a sus hijos el hogar en el que creció. El momento fue cariñoso, tierno y auténtico. Revelar algo verdadero sobre sus raíces, quitarse la máscara de orgullo, fue un comienzo importante para su recuperación, el comienzo de la autoaceptación.

En la última temporada, la vida de Don se vino abajo. Dejó la ciudad de Nueva York para un viaje por todo el país. ¿Se encontraría a sí mismo o se mataría? Termina en Esalen, un retiro terapéutico de renombre que personifica los valores del amor, la aceptación y la conexión. El inconsciente de Don eligió el lugar perfecto para su crisis nerviosa: una comunidad terapéutica.

En Esalen, el dolor de Don se intensificó. Después de llamar a su ex asistente Peggy para decirle un adiós siniestro, colgó el teléfono y se dejó caer al suelo. De repente, apareció una mujer y lo invitó a acompañarla a un seminario terapéutico. "No puedo moverme", le dijo, su lucha por seguir siendo palpable. "Claro que puedes", dijo, y lo acompañó con ternura a una sesión de terapia de grupo. Allí sucedió algo transformador.

Si un momento puede cambiar el cerebro para peor, como en el trauma, ¿por qué un momento no puede curar el cerebro para mejor?

Don escuchó con atención mientras Leonard, un hombre triste en el círculo de terapia, describía el dolor de su soledad e invisibilidad. Don se conmueve para acercarse a un Leonard que solloza. Don se arrodilló junto a Leonard y se abrazaron, sollozando en los brazos del otro. La desesperación de Don, finalmente presenciada, se alivió. La vergüenza de Don se transformó al conectarse con los demás, permitiendo que las partes más profundas de sí mismo salieran de su escondite. (Puedes ver la escena después de la publicación).

Don no terminó con su vida. Él lo inició. Al obtener la cuenta de Coca-Cola y crear la mejor campaña publicitaria de la historia, el futuro de Don parecía brillante.

Mad Men nos mostró las condiciones bajo las cuales nacen el trauma y la vergüenza y lo que se necesita para sanar. Don, como todos nosotros, necesitaba sentirse seguro y aceptado por al menos otra persona para poder sanar. El pasado traumático de Don finalmente se experimentó como terminado.

Todos estamos heridos desde nuestra infancia, todos defectuosos, todos vulnerables y todos maravillosamente humanos. Existimos en conexión y dejamos de existir sin ella.

Mira la escena "La transformación y curación de Don Draper":

s_bukley / Shutterstock.com

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