¿Puede la música ofrecer esperanza para afrontar la depresión? Depende

La música puede cambiar el mundo porque puede cambiar a las personas. - Bono

Una nueva investigación muestra que las personas con depresión usan la música de diferentes maneras según sus estilos de afrontamiento. La música se conoce desde hace mucho tiempo como una fuente de consuelo, unión y mejora del estado de ánimo. Puede fortalecer los lazos sociales al fomentar la expresión y puede ser un vehículo importante para fortalecer las relaciones sociales a lo largo de nuestras vidas. Pero también puede mantener a los oyentes rumiando cuando están deprimidos.

La investigación, publicada en Fronteras en psicología, arroja luz sobre cómo escuchar música triste puede proporcionar beneficios sociales para algunos, mientras que refuerza los síntomas depresivos en otros. La clave para comprender los resultados es si el proceso de pensamiento del oyente es saludable o no, para empezar. Un estilo poco saludable sería una tendencia a cavilar sobre los sentimientos negativos, mientras que uno más saludable sería reflexionar y replantear las experiencias negativas. La encuesta en línea de casi 700 participantes tenían entre 16 y 74 años y mostró una clara tendencia a que aquellos con un estilo de afrontamiento poco saludable usan la música con fines meditabundos, ya sea que la escuchen en grupo o de forma aislada. Escuchar música triste y hablar de cosas tristes tiende a deprimir más a las personas (especialmente a los jóvenes) si, para empezar, tienen estilos de afrontamiento poco saludables.

La investigación muestra que los jóvenes vulnerables a la depresión y la rumia pueden usar la música para concentrarse más en las emociones negativas, lo que a su vez puede aumentar los síntomas depresivos en las personas en riesgo. Los individuos angustiados se involucran en lo que los autores llaman "rumiación grupal" cuando escuchan música deprimente. De esta manera, se mantienen enfocados en los pensamientos y eventos negativos mientras amplifican los patrones de pensamiento disfuncionales. Esto apunta a la necesidad de desarrollar estrategias de afrontamiento saludables, apoyo social y la oportunidad de procesar las emociones de una manera constructiva. De hecho, la investigación indica que quienes escuchan música con estas estrategias reflexivas y positivas tienen "... una probabilidad mucho mayor de ser positivos".

Según el Dr. Garrido, investigador principal del estudio: "Los individuos susceptibles con predilección por la rumia pueden tener más probabilidades de sufrir resultados negativos de la rumia grupal, con la retroalimentación social profundizando y exacerbando los pensamientos y sentimientos negativos".

Esta investigación desafía directamente la idea de que las relaciones sociales, consideradas durante mucho tiempo como algo que protege contra la depresión, en realidad pueden causar un aumento de las emociones negativas en individuos con estilos de afrontamiento poco saludables en entornos grupales. En otras palabras, la música no ayudará y, de hecho, puede empeorar las cosas si no cuenta con estrategias saludables de antemano.

El trabajo consiste en desarrollar formas de pensar sobre las emociones negativas y desarrollar la resiliencia. Quizás una forma de comenzar es aprender a desafiar sus propios pensamientos. Un excelente libro sobre el tema es El factor de resiliencia por Karen Reivich y Andrew Shatte.

También puede ver este breve video sobre el tema o esta publicación informativa de la Asociación Estadounidense de Psicología.


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