Solo tienes que creer: ambición audaz

Napoleon Hill escribió en cada capítulo de La ley del éxito, "Puedes hacerlo si crees que puedes". Henry Ford dijo: "Si crees que puedes o si crees que no puedes, tienes razón". Ahora, una nueva investigación psicológica muestra que sí, tenían razón.

Los investigadores Timothy Judge y John Kammeyer-Mueller han demostrado que las personas que creen que pueden lograr las metas que se fijaron tienen más probabilidades de lograrlas. Esto se debe a que si cree que puede lograr su objetivo, es más probable que ponga la energía y el esfuerzo necesarios para lograrlo.

Eso puede haber sido lo que pensaba Napoleon Hill cuando dijo "hay que creer para lograr".

El logro es algo que desean todas las personas ambiciosas. Los diccionarios definen la ambición como "un fuerte deseo de lograr algo, que generalmente requiere disciplina y trabajo duro". Y como hemos visto anteriormente, esta disciplina y el trabajo duro generalmente requieren fe.

En Occidente, asumimos que la ambición es la búsqueda de fama, prestigio o riqueza. Este no es necesariamente el caso. Independientemente, Judge y Kammeyer-Mueller encontraron que casi todas las definiciones de ambición incluyen el establecimiento y el logro de metas. Los autores definen la ambición como "el esfuerzo persistente y generalizado por el éxito, el logro y el logro". Citan investigaciones sobre el establecimiento de metas que muestran que, si bien al principio establecer metas puede conducir a la insatisfacción, una vez que se logran esas metas, las personas tienden a establecer metas más altas, que conducen a niveles más altos de satisfacción con la vida.

La mayoría de los psicólogos en el pasado han teorizado que la ambición era un rasgo, algo con lo que naciste. Judge y Kammeyer-Mueller encontraron que es un rasgo de "nivel medio"; tanto la naturaleza como la crianza afectan el desarrollo de la ambición.

Esto sugiere que hay algunos rasgos de personalidad relacionados con la ambición, como la extroversión y la conciencia, pero que puede desarrollar la ambición si lo desea.

Judge y Kammeyer-Mueller establecieron una distinción muy interesante entre la motivación por el logro y la ambición. En resumen, las personas ambiciosas quieren éxito independientemente de su habilidad, mientras que las personas con motivación para el logro quieren habilidades independientemente del éxito. Esto es similar a la investigación de la Dra. Carol Dweck sobre el dominio frente a la orientación al desempeño, que se explica mejor en un entorno escolar.

Los estudiantes orientados al dominio tienen un fuerte deseo de aumentar su dominio del material (su nivel intrínseco de habilidad). Por otro lado, las personas ambiciosas (orientadas al desempeño) solo quieren obtener una A, independientemente de su nivel intrínseco de dominio.

El estudio de Judge y Kammeyer-Mueller encontró que las personas ambiciosas alcanzaron niveles más altos de educación e ingresos y tenían carreras más prestigiosas. Se descubrió que la satisfacción con la vida de las personas ambiciosas era mayor que la de sus homólogos más apáticos. Otra noción, que la ambición acorta la esperanza de vida, resultó ser falsa.

El estudio mostró que la ambición conducía a mayores niveles de ingresos y prestigio ocupacional, lo que predecía una mayor satisfacción con la vida, lo que a su vez predecía la longevidad.

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