Cómo dominar tus emociones en cinco sencillos pasos
Para llevar una vida extraordinaria, debes ser el dueño de tus emociones, no un esclavo de ellas. Puede reaccionar a los eventos y dejar que sus emociones impulsen el resultado, o controlar sus circunstancias y decidir cómo responderá. Sin embargo, para que este cambio suceda, hay cinco pasos fundamentales que debe practicar con regularidad.
Paso 1: generar conciencia
El primer paso es simplemente ser consciente de que gran parte de su comportamiento, hasta este momento, se ha sentido automático. Pero este llamado comportamiento automático no es automático en absoluto. Más bien, sus reacciones (y acciones posteriores) son el resultado de creencias que ha construido a lo largo del tiempo. Y dado que estas creencias se construyen, tienes la oportunidad, y la responsabilidad, de reconstruirlas.
Paso 2: Ponle un nombre
El segundo paso es poner un nombre a la creencia específica que está impulsando su comportamiento. Por ejemplo, digamos que está sentado en su automóvil en un semáforo y el automóvil detrás de usted toca el claxon. Su corazón late más rápido, se enoja y puede fantasear con lo que le haría a esa persona en un callejón oscuro. Tal vez responda el claxon o, peor aún, empiece a seguir a la persona después de que acelere "solo para mostrárselo".
¿Qué creencia podría estar impulsando su comportamiento?
Puede ser "Todas las personas que son groseras son malas", "No hay excusa para el comportamiento grosero" o "Las personas que se portan mal necesitan que se les enseñe una lección". Cualquiera que sea la creencia que tengas, es probable que sea subconsciente, y ciertamente es algo que has construido con el tiempo. Esta creencia ha existido durante tanto tiempo que la consideras bastante obvia y no controvertida. No lo ve como parte de su programación interna, sino simplemente como funciona el mundo.
Paso 3: Consulte con su cuerpo
El tercer paso es verificar con su cuerpo. ¿Qué sucede dentro de ti como resultado de esta creencia? Cuando crees que "no hay excusa para un comportamiento grosero" y te encuentras con alguien que crees que es grosero, tu pecho puede apretarse. Su garganta puede contraerse. Es posible que tenga un nudo en el estómago. Es posible que se ruborice con enrojecimiento o calor. Puede experimentar todas estas sensaciones.
Si no le prestas atención a tu cuerpo, olvídate de ser el actor de tu vida. Su cuerpo le dice a su cerebro en qué concentrarse: su garganta y pecho apretados le dicen a su cerebro que se prepare para una amenaza. Tu propia fisiología impulsa la respuesta de tu cerebro. Por lo tanto, debe observar lo que está sucediendo en su cuerpo y luego sentarse y respirar a través de la sensación hasta que haya restaurado un nivel de equilibrio. Esta práctica se llama estar conectado a tierra, centrado o autorregulado.
Paso 4: Cuestionarlo
Una vez que se sienta centrado, el cuarto paso es cuestionar la creencia.¿Es lo que cree realmente cierto? Podría preguntarse: "¿Y si ese conductor no estuviera siendo grosero?" Es posible que el conductor haya tocado la bocina más de lo previsto. El conductor podría haber estado tocando la bocina a otra persona. Quizás el conductor no tocó la bocina en absoluto. ¿Cuántas veces le ha tocado el claxon a alguien solo para sentirse mal o para haber sido mal entendido? Si lo intenta, puede encontrar varias razones para cuestionar su creencia.
Después de ver dónde su creencia podría ser falsa, a continuación, pregúntese dónde podría aplicarse esa creencia a usted. En el caso del conductor grosero, podría pensar: "¿Cuándo es mi comportamiento o mi pensamiento grosero?" La respuesta a esta pregunta suele ser divertida y reveladora. Puede imaginarse disparándole a alguien el dedo medio o cortando para ser el primero en la fila. Si eres como yo, no hay escasez de evidencia que indique dónde tu pensamiento y comportamiento podrían ser menos educados.
Es aquí donde la mayoría de la gente se atasca. Cuando se les pide que cuestionen sus creencias profundamente arraigadas, las personas se vuelven resistentes y a la defensiva. Y esto es comprensible. Por ejemplo, puede parecer absurdo, o incluso ofensivo, sugerir que el comportamiento grosero es excusable. Puede resultarle incómodo pensar en ocasiones en las que ha sido desagradable. El punto aquí no es negar la verdad: la gente puede ser grosera. El comportamiento grosero tiene consecuencias. En cambio, quiere suavizar su apego a esta creencia.
Paso 5: práctica
El paso final es practicar. Para dominar cualquier cosa en la vida, debes dominar esta disciplina. Para ello, ayuda a comprender el fenómeno de la neuroplasticidad.
Durante gran parte de la primera mitad del siglo XX, los científicos asumieron que la estructura del cerebro evolucionó durante la niñez y la adolescencia, pero se fijó en la edad adulta. No fue hasta principios de la década de 1970 que los investigadores empezaron a descubrir que el cerebro cambia constantemente, incluso en etapas avanzadas de la vida, como resultado del comportamiento y el entorno. Donald Hebb capturó la esencia de este fenómeno con su famosa cita: "Neuronas que se disparan juntas, se conectan juntas". Esencialmente, Hebb estaba describiendo la neuroplasticidad, la idea de que la actividad neuronal repetida fortalece las conexiones entre las neuronas a lo largo del tiempo. A su vez, esas conexiones fortalecidas hacen que sea más probable que el comportamiento resultante ocurra con mayor facilidad. Este fue un hallazgo revolucionario.
La evidencia acumulada desde los años 70 indica de manera abrumadora que, con la práctica, los nuevos comportamientos se vuelven más habituales porque están respaldados por nuevas estructuras neuronales fortalecidas.
Cuanto más practique cuestionando sus creencias y manejando su fisiología, más fácil y habitual será participar en los comportamientos deseados. La competencia subconsciente vendrá de la práctica intencional, deliberada y repetitiva de nuevos comportamientos. Con la práctica, literalmente comenzará a experimentar una nueva realidad. Actuarás, no reaccionarás. Serás el dueño de tu comportamiento.