Crece el perfeccionismo entre los estudiantes universitarios
Para muchos de nosotros, el perfeccionismo a menudo se confunde con el impulso genuino y el deseo de obtener la excelencia. Sin embargo, lo que el perfeccionismo es en realidad es la búsqueda de lo inalcanzable.En esta publicación sobre perfeccionismo, el Dr. Michael Ashworth explica:
Las personas atrapadas en pensamientos o comportamientos perfeccionistas comúnmente experimentan una angustia personal significativa, así como problemas crónicos de salud y emocionales. Estos individuos también pueden provocar reacciones extremadamente negativas de los demás debido a sus altos estándares irreales y su búsqueda para evitar el fracaso y el rechazo ...
El perfeccionismo se basa en la creencia de que, a menos que sea perfecto, no estoy bien. Los perfeccionistas creen que no pueden ser felices o disfrutar de la vida porque no son perfectos. No es necesario ser un organizador compulsivo para ser perfeccionista. Con frecuencia, el hecho de que uno mismo o los demás cumplan con estándares poco realistas puede, por sí solo, generar estrés.
De esta descripción del perfeccionismo se desprende claramente que es una forma de vida poco saludable. Algunos problemas de salud relacionados con el perfeccionismo incluyen depresión, ansiedad, trastornos alimentarios, hipertensión arterial e incluso pensamientos suicidas.
Un estudio de 2017 publicado en la revista Boletín de psicología descubrió que, en comparación con las generaciones anteriores, los estudiantes universitarios (entre 18 y 25 años de edad) de hoy son más exigentes con ellos mismos y se presionan más a sí mismos para ser perfectos.
En el estudio, el perfeccionismo se dividió en tres categorías:
- Orientado a sí mismo: poner altas expectativas en uno mismo.
- Orientado a otros: tener estándares rigurosos para los demás y luego evaluarlos críticamente
- Perfeccionismo prescrito socialmente: altas expectativas percibidas como provenientes de los demás e incluye una percepción de juicio severo. La persona siente que debe ser perfecta para obtener la aprobación.
Los resultados del estudio indicaron que si bien hubo un aumento en los que se ocupaban del perfeccionismo orientado hacia uno mismo (10%) y del perfeccionismo orientado hacia los demás (16%), el aumento más dramático (33%) se observó en el perfeccionismo prescrito socialmente. Los participantes sintieron que necesitaban ser perfectos para ganar la aprobación de otros, ya sean padres, amigos o conexiones en las redes sociales. Muchos psicólogos creen que el perfeccionismo prescrito socialmente es el tipo de perfeccionismo más debilitante, ya que los jóvenes están obsesionados por la sensación de que han decepcionado a otros.
Los investigadores examinaron cómo los cambios culturales han dado forma a las personalidades de los participantes del estudio, todos de Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña, y el aumento de las redes sociales parece jugar un papel muy importante en este aumento del perfeccionismo. Otras posibles influencias pueden ser las sociedades que valoran a los individuos por encima de todo, los estilos de crianza más ansiosos y controladores y la meritocracia. Thomas Curran, uno de los autores del estudio, dijo:
La meritocracia plantea una gran necesidad de que los jóvenes se esfuercen, rindan y triunfen en la vida moderna. Los jóvenes están respondiendo reportando expectativas educativas y profesionales cada vez más poco realistas para sí mismos. Como resultado, el perfeccionismo está aumentando entre los millennials.
Entonces, ¿cómo podemos ayudar a nuestros jóvenes a crecer para ser lo mejor que pueden ser mientras evitamos las trampas del perfeccionismo? En este interesante artículo de The Washington Post (25 de enero de 2018), el autor analiza cómo podemos ayudar a nuestros niños y adolescentes a hacer frente a las demandas de la sociedad actual. Tener una charla franca sobre las redes sociales y limitar el acceso de nuestros hijos son buenos pasos. Además, a veces, simplemente validar cómo se sienten nuestros hijos ("Estoy seguro de que estás bajo mucha presión en este momento, y estoy aquí para hablar si me necesitas") es muy útil. Además, debemos elegir sabiamente nuestras palabras. Decir cosas como "No te presiones tanto", aunque tenga buenas intenciones, en realidad podría empeorar las cosas, ya que estamos poniendo toda la responsabilidad de ser un perfeccionista en nuestro hijo. ¡Pueden ver esto como una forma más en la que no han logrado estar a la altura!
Quizás una de las cosas más importantes que podemos hacer, como padres, es decirles a nuestros hijos, y lo que es más importante, mostrarles a nuestros hijos que siempre los amaremos y aceptaremos por lo que realmente son, no por lo que logran.