Las normas sociales limitan la retroalimentación negativa, fomentan el exceso de confianza

Una nueva investigación sugiere que las costumbres de la sociedad pueden disuadir la crítica honesta, una situación que puede llevar a una percepción errónea de las capacidades.

En el estudio, la Dra. Joyce Ehrlinger, profesora asistente de psicología de la Universidad Estatal de Florida, recreó interacciones cotidianas en las que las personas podrían sentirse presionadas a retener información negativa.

Los hallazgos de Ehrlinger se presentarán en la 120a convención de la Asociación Estadounidense de Psicología en Orlando, Florida.

El argumento de Ehrlinger es que debido a que la sociedad nos entrena para no herir los sentimientos de los demás, rara vez escuchamos la verdad sobre nosotros mismos, incluso cuando es bien merecida. Y eso puede ser un problema para las personas demasiado seguras de sí mismas que tienen percepciones inexactas y demasiado positivas de cómo los ven los demás.

El esfuerzo de investigación consistió en tres estudios realizados por Ehrlinger y dos estudiantes graduados del estado de Florida. Los estudios incorporaron un escenario de situaciones sociales incómodas en las que una persona aboga por una posición política que otros encuentran censurable.

Los investigadores sospecharon que esos momentos suelen conducir a un silencio incómodo con más frecuencia que a un debate apasionado. Esta hipótesis fue probada al traer a participantes desconocidos con puntos de vista opuestos sobre un tema controvertido.

Luego pidieron a un participante que convenciera al otro de su opinión sobre el tema. Por lo general, los objetivos respondían sonriendo o vagamente de acuerdo, lo que probablemente reducía el potencial de conflicto, pero dejaba a los persuasores políticos con percepciones inexactas y excesivamente seguras de sus habilidades de debate.

En un segundo estudio, los participantes demostraron un exceso de confianza en su capacidad para ser graciosos porque no reconocieron la frecuencia con la que los demás se reían de los chistes que no eran divertidos, solo para ser educados.

Si bien ser cortés y dejar pasar algunas cosas puede resultar en un exceso de confianza inocuo, la pérdida de la prueba de la realidad podría significar problemas.

Ehrlinger lo explica de esta manera:

"Definitivamente no hay ningún daño en algunos tipos de exceso de confianza, y no estoy sugiriendo que debamos dejar de vivir en una sociedad educada", dijo Ehrlinger. "Lo peor que puede provenir de alguien que crea que es más divertido de lo que, en realidad, es es un poco de vergüenza o esfuerzo inútil al audicionar para 'America's Got Talent'".

Dicho esto, argumenta que es importante tener en cuenta cuándo la cortesía puede tener un costo. Hay muchas ocasiones en las que el exceso de confianza conlleva graves consecuencias.

“Los médicos y abogados demasiado confiados pueden ofrecer a sus pacientes o clientes malos consejos”, dijo. "Hay formas en las que el exceso de confianza es peligroso, y podría ser importante dejar de lado la cortesía al servicio de ayudar a las personas a evitar los peligros del exceso de confianza".

Los hallazgos de Ehrlinger se presentarán en la 120a convención de la Asociación Estadounidense de Psicología en Orlando, Florida.

Fuente: Universidad Estatal de Florida

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