Los olores de alimentos activan el área de impulso del cerebro en niños obesos

Una nueva investigación de imágenes encuentra que el área del cerebro asociada con la impulsividad se activa en los niños obesos cuando se les presenta el olor de los alimentos.

Esta misma región del cerebro también está asociada con el desarrollo del trastorno obsesivo compulsivo.

La comprensión de que la obesidad es similar a los trastornos del cerebro y el comportamiento puede conducir a nuevos enfoques para tratar y cuidar la afección, dicen los investigadores.

“Para combatir la obesidad, es fundamental comprender los mecanismos cerebrales del estímulo del olor”, dijo Pilar Dies-Suarez, M.D., radióloga jefa del Hospital Infantil de México Federico Gómez en la Ciudad de México.

"Este estudio nos ha dado una mejor comprensión de que la obesidad tiene un componente de trastorno neurológico y los hallazgos tienen el potencial de afectar el tratamiento de los pacientes obesos".

La obesidad infantil se ha denominado una crisis de salud emergente, ya que en los Estados Unidos, casi 12,7 millones de niños son obesos. Lamentablemente, estos niños corren un mayor riesgo de desarrollar presión arterial alta, diabetes tipo II y problemas respiratorios y articulares, entre muchos otros problemas de salud.

Los niños obesos también tienen más probabilidades de convertirse en adultos obesos.

En el estudio, los investigadores observaron a 30 niños entre las edades de seis y 10 años. La mitad de los niños tenía un índice de masa corporal (IMC) normal entre 19 y 24, y la otra mitad presentaba un IMC superior a 30, que se clasifica como obeso.

A cada niño se le presentaron tres muestras de olor: chocolate, cebolla y un olor neutro de acetona diluida. A medida que los participantes olían las muestras, se utilizaron dos técnicas de resonancia magnética, resonancia magnética funcional (fMRI) y resonancia magnética de conectividad funcional (fcMRI), para medir la actividad cerebral.

Una evaluación de los resultados de la resonancia magnética funcional mostró que en los niños obesos, los olores de los alimentos desencadenaron la activación en las áreas del cerebro asociadas con el impulso y el desarrollo del trastorno obsesivo-compulsivo, mientras que las áreas del cerebro asociadas con el control de los impulsos no mostraron actividad.

Sin embargo, en los niños con un IMC normal, las áreas del cerebro asociadas con la regulación, organización y planificación del placer, así como las regiones que gobiernan el procesamiento emocional o la función de la memoria, se volvieron más activas.

Además, los resultados de la fcMRI mostraron que cuando los niños de peso normal olían la cebolla, había una conexión entre la corteza gustativa, que procesa el gusto, y el área del cerebro vinculada a la anticipación de la recompensa. Esta conexión no ocurrió en los niños obesos.

El olor a chocolate provocó conexiones cerebrales significativas en los niños obesos, en comparación con los niños de peso normal.

“Si somos capaces de identificar los mecanismos que causan la obesidad, podremos cambiar la forma en que tratamos a estos pacientes y, a su vez, reducir la prevalencia de la obesidad y salvar vidas”, dijo Dies-Suarez.

Fuente: Sociedad Radiológica de Norteamérica / EurekAlert

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