Los factores genéticos y de comportamiento aumentan el riesgo de anorexia

Una nueva investigación internacional sugiere que los factores que aumentan el riesgo de anorexia probablemente sean tanto metabólicos como psicológicos. Los nuevos hallazgos dan esperanza a los pacientes y sus familias, ya que el descubrimiento del vínculo proporcionará una nueva dirección a los médicos y científicos que buscan mejores tratamientos para la enfermedad.

Investigadores de la Universidad de Otago, Christchurch en Nueva Zelanda descubrieron que algunas personas nacen con una predisposición biológica a desarrollar anorexia y que la enfermedad afecta la función del cerebro y del sistema metabólico.

Los investigadores creen que considerar factores genéticos y biológicos ayudará a los médicos y científicos a desarrollar mejores tratamientos para la enfermedad con la tasa de mortalidad más alta de cualquier trastorno psiquiátrico.

Los hallazgos, que aparecen en Genética de la naturaleza, sugieren que las personas nacen con una predisposición biológica a desarrollar la enfermedad que afecta la función del cerebro y del sistema metabólico.

Los investigadores de la Anorexia Nervosa Genetics Initiative (ANGI) tomaron muestras del ADN de casi 17.000 pacientes y lo compararon con más de 55.000 casos de control (sin anorexia nerviosa) reclutados en 17 países de América del Norte, Europa y Australia.

La investigadora principal fue la profesora Cynthia Bulik, de la Universidad de Carolina del Norte y el Instituto Karolinska (Suecia), que trabajó con más de 100 científicos más. Los investigadores principales de Nueva Zelanda incluyeron a la Dra. Jenny Jordan y al profesor de genética Martin Kennedy.

El equipo de ANGI encontró ocho variantes genéticas asociadas significativamente con la anorexia nerviosa, que muestran que los orígenes de este grave trastorno parecen ser tanto metabólicos como psicológicos. Los investigadores también encontraron:

    • La base genética de la anorexia nerviosa se superpone con rasgos asociados con la capacidad de las personas para metabolizar grasas y azúcares y el índice de masa corporal.
    • Los factores genéticos asociados con la anorexia nerviosa influyen en la actividad física, lo que podría explicar la tendencia de las personas con anorexia nerviosa a ser muy activas a pesar de su bajo aporte calórico.
    • La base genética de la anorexia nerviosa se superpone con otros trastornos psiquiátricos como el trastorno obsesivo compulsivo, la depresión, la ansiedad y la esquizofrenia.

El Dr. Jordan dice que los tratamientos actuales para la anorexia nerviosa son principalmente terapias psicológicas que ayudan a los pacientes con la tarea crítica pero difícil de recuperar peso y restablecer la alimentación normal. No existen medicamentos específicos para la anorexia nerviosa.

“Los hallazgos de ANGI nos brindan una nueva forma de ver esta enfermedad. Por ejemplo, muchas personas hacen dieta, pero solo unas pocas desarrollan anorexia nerviosa con niveles muy bajos de peso y, a veces, niveles extremos de ejercicio.

Los hallazgos de que existen diferencias genéticas relacionadas con el metabolismo en personas con anorexia en nuestro estudio ayudan a entender eso. También puede ayudar a explicar en parte por qué la recuperación es tan difícil. Estos hallazgos, que no es solo una condición psiquiátrica, serán de gran validación para muchas personas con anorexia nerviosa y sus familias ”, explica Jordan.

El profesor Martin Kennedy de la Universidad de Otago, Christchurch, dice que los hallazgos indican que las personas nacen con una predisposición genética a desarrollar la enfermedad. Esto significa que son más propensos a desarrollar el trastorno, aunque no todas las personas con esos patrones de ADN lo harán.

“Nuestra esperanza es que estos conocimientos genéticos fundamentales apunten a mejores formas de prevenir el trastorno y mejores medicamentos que se dirijan a la biología subyacente. Nadie elige sucumbir a esta terrible enfermedad, y necesitamos este tipo de nuevos conocimientos para ayudar a las personas a sobrevivir y seguir adelante con sus vidas ".

Fuente: Universidad de Otago

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