La meditación puede ayudarnos a afrontar la injusticia

La mayoría de las personas suelen tomar decisiones irracionales, especialmente cuando se trata de dinero. Pero décadas de estudio sugieren que un grupo de individuos puntúa constantemente más alto en la toma de decisiones racionales: los meditadores budistas.

Un nuevo estudio utiliza la neuroimagen para estudiar la actividad cerebral cuando un individuo se enfrenta a una elección monetaria que puede parecer injusta, y encuentra que los meditadores budistas usan áreas del cerebro diferentes que otras cuando se enfrentan a decisiones injustas, lo que les permite tomar decisiones de manera racional en lugar de emocionalmente. .

Un equipo de investigación dirigido por el Dr. Read Montague, profesor de física en la Virginia Tech University, planteó la hipótesis de que los meditadores han entrenado sus cerebros para funcionar de manera diferente y tomar mejores decisiones en ciertas situaciones.

Su investigación "destaca la posibilidad clínica y socialmente importante de que el entrenamiento sostenido en la meditación de atención plena pueda afectar distintos dominios de la toma de decisiones humana", dijo Montague.

La investigación surgió cuando Montague se preguntó si algunas personas son capaces de ignorar la consideración social de la justicia y pueden apreciar una recompensa basándose únicamente en sus cualidades intrínsecas. "Es decir", dijo, "¿pueden desacoplar la reacción emocional de su comportamiento real?"

Los investigadores reclutaron a 26 meditadores budistas y 40 sujetos de control y observaron sus procesos cerebrales mediante resonancia magnética funcional (fMRI) mientras los sujetos jugaban el "juego del ultimátum", en el que el primer jugador propone cómo dividir una suma de dinero y el segundo puede aceptar o aceptar rechazar la propuesta.

Los investigadores plantearon la hipótesis de que "la regulación exitosa de las reacciones emocionales negativas conduciría a un aumento de las tasas de aceptación de ofertas injustas" por parte de los meditadores. Los resultados conductuales confirmaron la hipótesis.

Pero los resultados de las neuroimágenes mostraron que los meditadores budistas utilizaron diferentes partes del cerebro de lo esperado. Los investigadores encontraron que los meditadores budistas pudieron desviar la actividad cerebral de un área del cerebro vinculada a la emoción de disgusto, rechazo, traición y desconfianza a un área del cerebro que monitorea los sentimientos internos de su cuerpo.

Aparentemente, los meditadores budistas pudieron evitar las emociones asociadas con la injusticia y se enfocaron en la aceptación y el agradecimiento por cualquier recompensa que recibieron.

Como señalaron los investigadores, "este estudio sugiere que el truco puede no estar en el cálculo racional, sino en alejarse de los escenarios hipotéticos y concentrarse en las cualidades interoceptivas que acompañan a cualquier recompensa, por pequeña que sea".

Fuente: Virginia Tech

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