4 formas poderosas de curar viejas heridas en esta temporada navideña

Queremos vivir las fiestas como un recordatorio alegre de todas las bendiciones que tenemos en nuestras vidas. Sin embargo, por mucho que nos esforzamos por lograr la alegría, las fiestas pueden ser difíciles para muchos de nosotros. Las viejas heridas, pequeñas y grandes, a menudo surgen durante esta época del año.

Durante esta temporada, es aún más esencial que:

  1. Amarnos a nosotros mismos
  2. Proveernos de lo necesario para disfrutar de las vacaciones, y
  3. Apoye a los demás para que se amen a sí mismos y satisfagan sus propias necesidades.

Si las viejas heridas parecen interponerse en el camino de estos objetivos, pregúntese: "Para que pueda lograr los puntos 1, 2 y 3 anteriores, ¿es necesario sanar esta vieja herida ahora mismo?"

Si su respuesta es "no", entonces considere esperar hasta que haya pasado el ajetreo y el bullicio emocionalmente cargado de las fiestas, para que tenga más energía, gracia y espacio emocional para participar plenamente en su autocuración.

Si su respuesta es “sí”, entonces lo invito a usar el don indígena del Poder de Curación para comenzar el proceso de tratar las viejas heridas ahora mismo.

Por favor, comprenda que la curación indígena no es algo que se nos haga a nosotros. Reconoce que nos curamos a nosotros mismos accediendo a nuestro don interno, a nuestro propio poder de curar, y que la curación es un proceso, más que un evento de una sola vez. La curación indígena se enfoca en tratar a la persona en su totalidad, alineando el ser físico, emocional, mental y espiritual y empoderándonos para ser una conexión que da vida a nosotros mismos y a los demás.

Nuestro regalo sagrado, el Poder de Curación, está destinado a ser utilizado una y otra vez en nuestra vida diaria.

Hay muchos métodos indígenas para curar las heridas, las heridas y el maltrato que hemos experimentado. Incluyen círculos de conversación, cánticos, bailes, oración individual y comunitaria, estar en la naturaleza, cabañas de sudor y muchas más ceremonias de curación. Cada uno es una forma de curación. A través de todos ellos, he descubierto que hay cuatro elementos clave disponibles para apoyar nuestra curación:

1. Escuchar. Esto es necesario para crear y mantener relaciones positivas con los demás y con usted mismo. Escuchamos con la parte más suave de nuestros oídos y con el corazón en expansión, no con la boca. El silencio es un espacio muy real para reconocer la sabiduría que reside en ti y en los demás. Honramos nuestra sabiduría cuando dejamos nuestro teléfono, computadora y otros dispositivos y nos quedamos quietos. En ese espacio tranquilo de escucha, a menudo somos capaces de identificar lo que nos será de utilidad a nosotros mismos y a los que nos rodean. Escuche, escuche y escuche un poco más.

2. Relaciones de apoyo. De la base de la escucha surge nuestra capacidad para construir relaciones honestas y vivificantes. Estos lazos de apoyo nos dan la fuerza para sanar lo que necesitamos para sanar en nosotros mismos y para aceptar el apoyo de otros seres: personas, naturaleza y espíritu. Todos los seres humanos necesitan comunidad: la presencia continua de unas pocas o muchas personas que nos ven como un ser humano sagrado, digno de dignidad.

Cuando cargamos viejas heridas y nos sentimos incapaces de soltarnos, son nuestra familia, amigos, compañeros de trabajo y otras personas quienes pueden proporcionarnos el espejo sin distorsiones para mostrarnos que somos dignos de sanar y de experimentar alegría. Sin embargo, si tu herida, dolor o maltrato te ha hecho desconfiar de los demás o de ti mismo, entra en la naturaleza para ayudarte a recordar tu parte en el aro de la vida. A medida que nos volvemos presentes a la naturaleza, podemos recordar que tenemos muchas relaciones de apoyo y que una de las principales es con la tierra misma.

3. Amor incondicional. Este es nuestro mayor tesoro. Cada uno de nosotros es digno de amor incondicional en virtud de estar vivo. Debemos encontrar y proteger una semilla dentro de nosotros. Cuando estamos heridos, podemos olvidar que la semilla del amor propio siempre está presente dentro de nosotros, capaz de llevarnos a través de las dificultades a una cosecha de aprendizaje, crecimiento y mayor compasión por nosotros mismos y los demás.

El amor incondicional nos nutre para hacernos más fuertes a medida que sanamos sin juicio, culpa, vergüenza o separación. Podemos darnos amor incondicional iniciando y profundizando nuestro propio cuidado personal: comiendo alimentos nutritivos, bebiendo mucha agua y dándonos mucho tiempo para dormir y soñar.

Una consideración más: cuando mostramos amor incondicional a los demás, ese amor también nos rodea y nos eleva. Es un camino dorado hacia la alegría, que nos sana y crea un espacio para que otros también se curen en todos los niveles.

4. Compromiso con la acción positiva. Dedicarnos a la acción creativa y positiva es una forma de crear y contar nuestra historia de una manera que se centre en las decisiones que podemos tomar. Así es como podemos aplicar el amor incondicional a nosotros mismos, volviendo siempre intencionalmente a la autoaceptación, la felicidad y la alegría. Si puede hacer el arduo trabajo de curación, entonces, en última instancia, ese proceso conduce naturalmente a la paz y la alegría. A veces, olvidamos que hacer un cambio positivo requiere que tomemos medidas positivas.

Al igual que el GPS de su automóvil no le da instrucciones hasta que comienza a moverse, la liberación de viejas heridas no sucede sin que usted esté en acción. A veces, la acción positiva está directamente relacionada con la exploración, curación y liberación de la herida. En otras ocasiones, estar al servicio de los demás, ofrecer su tiempo y recursos como voluntario y hacer una lista diaria de las bendiciones por las que está agradecido puede, en última instancia, crear la conciencia, la energía y el valor para curar viejas heridas durante las vacaciones o en cualquier momento.

Esta publicación es cortesía de Spirituality & Health.

!-- GDPR -->