¿Tu amigo camina despacio? Quizás estén deprimidos

Las personas mayores con depresión caminan más lentamente que las que no están deprimidas, según una nueva investigación del University College London.

La velocidad de la marcha, la velocidad a la que camina una persona, está influenciada por una variedad de factores, que incluyen la capacidad física, el rango de movimiento, la salud musculoesquelética y la salud mental.

Aunque ha habido algunos indicios de que los problemas mentales pueden afectar la marcha a través de una peor salud física, hay poca investigación centrada en un vínculo directo entre la velocidad de la marcha y la salud mental, y en particular, la depresión.

La depresión es un trastorno mental que se caracteriza por períodos de bajo estado de ánimo generalizado y, a menudo, se acompaña de baja autoestima y pérdida de interés o placer en actividades que normalmente se disfrutan.

Para el estudio, Panayotes Demakakos, Ph.D., del Departamento de Epidemiología y Salud Pública de la University College London quería investigar la relación entre la depresión y la velocidad de la marcha y también ver si su influencia podía ir en ambos sentidos.

En particular, Demakakos quería averiguar si las personas mayores con depresión caminaban más lentamente que las que no la padecían, y si la marcha lenta podía predecir la depresión en las personas mayores.

Utilizando una muestra de 4.581 participantes mayores de 60 años, Demakakos analizó los síntomas depresivos y la velocidad de la marcha durante un período de seis años.

Los hallazgos mostraron que las personas con una marcha lenta tenían un mayor riesgo de desarrollar depresión en los dos años posteriores a la evaluación que aquellas con una marcha promedio. Demakakos también descubrió que los síntomas de la depresión estaban directamente relacionados con una marcha más lenta.

Los resultados se pueden interpretar de varias formas. Primero, a medida que las personas envejecen, experimentan una disminución en la salud física y la movilidad. Estos factores pueden reducir la velocidad al caminar y, al limitar la capacidad física, eventualmente pueden tener un efecto sobre la salud mental, lo que posiblemente lleve a la depresión.

En segundo lugar, a medida que aumentan los síntomas de la depresión, la movilidad física puede verse afectada, el dolor puede aumentar y la fatiga puede aparecer, todo lo cual se combina para disminuir la velocidad al caminar.

Los hallazgos de la investigación se mantuvieron constantes incluso después de que se tuvieron en cuenta factores demográficos como el estado civil, el estado socioeconómico y el género. En general, este estudio muestra que la velocidad de la marcha podría actuar como un signo temprano de depresión.

“Estos hallazgos apuntan a la depresión como un riesgo modificable que debe ser el objetivo de los programas de prevención de discapacidades en edades avanzadas”, dijo Demakakos.

Fuente: University College London

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