El dolor crónico puede ser hereditario

Una nueva investigación identifica varios factores que pueden contribuir al riesgo de transmisión del dolor crónico de padres a hijos, incluida la genética, los efectos en el desarrollo temprano y el aprendizaje social.

Como tal, Amanda L. Stone de la Universidad de Vanderbilt y Anna C. Wilson de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregon crearon un modelo conceptual de transmisión del dolor crónico, incluidos los posibles mecanismos y factores de control.

Los investigadores escriben: "Tal marco destaca el dolor crónico como inherentemente familiar e intergeneracional, abriendo vías para nuevos modelos de intervención y prevención que pueden estar centrados en la familia e incluir a niños en riesgo".

Su hallazgo aparece en la revistaPAIN®, la publicación oficial de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP).

Los estudios han demostrado que los hijos de padres con dolor crónico tienen un mayor riesgo de desarrollar dolor crónico. Este conocimiento, junto con los conocidos resultados adversos de salud física y mental asociados con el dolor crónico, llevó a Stone y Wilson a desarrollar un "modelo conceptual integrador" para explorar posibles explicaciones de este riesgo.

Los investigadores identifican cinco "mecanismos plausibles" para explicar la transmisión del riesgo de enfermedades crónicas de padres a hijos:

  • Genética: los hijos de padres con dolor crónico pueden tener un mayor riesgo genético de componentes del dolor, tanto sensoriales como psicológicos. La investigación sugiere que los factores genéticos pueden representar aproximadamente la mitad del riesgo de dolor crónico en adultos.
  • Desarrollo neurobiológico temprano: tener un padre con dolor crónico puede afectar las características y el funcionamiento del sistema nervioso durante los períodos críticos del desarrollo temprano. Por ejemplo, el desarrollo de un bebé puede verse afectado por el nivel de estrés de la madre o los comportamientos de salud durante y después del embarazo.
  • Aprendizaje social específico para el dolor: los niños pueden aprender “comportamientos de dolor desadaptativos” de sus padres, quienes pueden actuar de manera que refuercen esos comportamientos. Catastrofizar –respuestas exageradas y preocupaciones por el dolor– podría ser un factor clave.
  • Hábitos generales de crianza y salud: el riesgo de dolor crónico podría verse afectado por las conductas de crianza relacionadas con los resultados adversos del niño; por ejemplo, paternidad permisiva o falta de consistencia y calidez. El nivel de actividad física de los padres y otros hábitos de salud también pueden influir.
  • Exposición a un ambiente estresante: puede haber efectos adversos por crecer en circunstancias estresantes relacionadas con el dolor crónico; por ejemplo, problemas económicos o incapacidad de los padres para realizar las tareas diarias.

El modelo también identifica algunos "moderadores" que podrían explicar cuándo y bajo qué circunstancias los niños tienen mayor riesgo de desarrollar dolor crónico.

Estos incluyen dolor crónico en el otro padre; el momento, el curso y la ubicación del dolor de los padres; y las características de los niños, incluido su temperamento personal.

“Los mecanismos, moderadores y vulnerabilidades descritos probablemente interactúen con el tiempo para influir en el desarrollo del dolor crónico y los resultados relacionados en la descendencia de padres con dolor crónico”, anotaron Stone y Wilson.

Esperan que su modelo proporcione un marco para guiar la investigación futura hacia el objetivo de desarrollar enfoques de prevención y tratamiento efectivos para los hijos de padres con dolor crónico.

Fuente: Wolters Kluwer Health

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