El estilo humorístico de "menospreciarse" proporciona beneficios psicológicos

Los resultados de un nuevo estudio sugieren que el fallecido gran Rodney Dangerfield, cuyo remate y tema encapsulado “No me respetan”, puede haberse beneficiado de este estilo de humor.

Los investigadores han aprendido que las personas que utilizan con frecuencia el humor de autocrítica, con el objetivo de obtener la aprobación de los demás mediante la burla de sí mismos, exhiben mayores niveles de bienestar psicológico.

En el estudio, investigadores del Centro de Investigación de Mente, Cerebro y Comportamiento de Granada (CIMCYC) encontraron que menospreciarse a uno mismo de una manera humorística parece mejorar el bienestar psicológico.

Los hallazgos del grupo de la UGR contradicen algunas de las investigaciones realizadas hasta la fecha sobre la psicología del humor.

Hasta ahora, un volumen sustancial de investigación ha sugerido que el humor autocrítico se asocia exclusivamente con efectos psicológicos negativos entre las personas que emplean regularmente este estilo de humor.

Jorge Torres Marín, uno de los investigadores detrás de este proyecto, explica: “En particular, hemos observado que una mayor tendencia a emplear el humor autocrítico es indicativo de puntuaciones altas en dimensiones de bienestar psicológico como la felicidad y, en menor medida grado, sociabilidad ".

“Los resultados, además de ser coherentes con las connotaciones positivas tradicionalmente atribuidas al acto de 'reírse de uno mismo' en nuestro país, también sugieren que los efectos del humor autodespreciativo sobre el bienestar pueden diferir según el rumbo de la investigación. lugares ".

Los investigadores explican que los nuevos estudios tenían como objetivo analizar las posibles diferencias culturales en el uso de este tipo de humor. Si bien el valor del humor está ampliamente aceptado, las implicaciones que surgen de las diferencias culturales o individuales en términos de "sentido del humor" no se han abordado de manera adecuada en la investigación psicológica.

Los expertos dicen que esto ha ocurrido por dos razones clave. En primer lugar, la naturaleza cómica del humor contribuye, tanto entre los investigadores como entre los lectores de literatura científica especializada, a ciertos sesgos e ideas preconcebidas que pueden sesgar su juicio a la hora de evaluar la calidad, relevancia y aplicabilidad de los datos relacionados con el humor.

En segundo lugar, la enorme variedad de comentarios, comportamientos, etc. que pueden catalogarse como "humorísticos" ha dificultado la creación de un marco teórico estandarizado para unificar toda la información recopilada hasta la fecha en la literatura científica.

El nuevo estudio se basa en modelos de investigación emergentes que tienen como objetivo superar las limitaciones del pasado.

El coautor Hugo Carretero Dios enfatiza: “Nuestra investigación encaja en uno de los modelos teóricos que buscan superar estas limitaciones y dotar a la psicología del humor de un cuerpo teórico de conocimiento bien fundado y preciso. Esto debería permitirnos discernir las diferentes tendencias conductuales relacionadas con el uso cotidiano del humor, que pueden clasificarse con mayor profundidad si nos centramos en su naturaleza adaptativa, en contraposición a su naturaleza dañina ”.

Los investigadores explican que los estilos adaptativos de humor incluyen el humor afiliativo, que tiene como objetivo fortalecer las relaciones sociales. Mientras tanto, el humor para mejorar uno mismo implica mantener una actitud humorística en situaciones potencialmente estresantes y adversas.

Este tipo de humor se ha relacionado de forma consistente con indicadores de bienestar psicológico positivo como la felicidad, satisfacción con la vida, esperanza, etc. pero también con estados más negativos como la depresión y la ansiedad.

Además, los autores sostienen que “los datos revelaron la existencia de una relación curvilínea entre el humor prosocial y dimensiones de personalidad como la bondad y la honestidad. Esta relación hace que las puntuaciones bajas y altas obtenidas en dichos rasgos de personalidad estén respectivamente vinculadas a menores o mayores propensiones a hacer comentarios humorísticos destinados a construir y fortalecer las relaciones sociales ”.

No obstante, los investigadores también se apresuran a señalar que se pueden emplear ciertos estilos de humor para ocultar intenciones y sentimientos negativos.

Como señala el coautor Navarro-Carrillo, “[los] resultados sugieren que el humor, incluso cuando se presenta como benigno o bien intencionado, también puede representar una estrategia para enmascarar intenciones negativas. El humor permite a las personas con puntajes bajos en honestidad generar confianza, cercanía, etc. con otras personas y así utilizar información importante para manipularlas u obtener ventajas en el futuro ”.

Por un lado, los resultados en cuanto a la relación entre el uso del humor y el manejo de la ira sugieren que la capacidad de mantener una perspectiva humorística en situaciones adversas, suele ser una característica entre las personas que manejan la ira de manera más eficaz.

La técnica del humor de mejora personal también es utilizada por aquellos con tendencias más bajas para exhibir sentimientos o reacciones de enojo.

Por el contrario, las personas que tienden a usar un humor agresivo o autocrítico no manejan la ira o la rabia también. En particular, el humor agresivo se asocia principalmente con la expresión de enojo hacia los demás y una mayor propensión a experimentar enojo en la vida cotidiana.

Mediante el uso del humor agresivo, las personas pueden expresar sentimientos negativos (por ejemplo, ira, superioridad, odio, etc.) de forma menos explícita de lo que lo harían mediante el abuso físico o verbal, ya que pueden aludir a la naturaleza humorística de los comentarios que hacen para justifícalos.

Mientras tanto, el humor de autocrítica se vinculó con una mayor tendencia a reprimir la ira. Sin embargo, esta supresión no significa necesariamente que la ira dirigida a los demás se reduzca o controle, sino que los factores desencadenantes que provocan tales reacciones de ira se ocultan o no se declaran explícitamente.

El estudio aparece en la revista internacional Personalidad y diferencias individuales.

Fuente: Universidad de Granada

!-- GDPR -->