Las respuestas de los bebés pueden predecir un comportamiento antisocial posterior

Una nueva investigación sugiere que la respuesta de un bebé a una situación aterradora predice si estará en riesgo de sufrir trastornos de conducta más adelante en la vida.

Específicamente, los científicos descubrieron que los bebés que sudan menos en respuesta a situaciones de miedo a la edad de 1 año muestran más agresión física y verbal a la edad de 3 años.

Los niveles más bajos de sudor, medidos por la actividad de conductancia de la piel (SCA), se han relacionado con trastornos de conducta y comportamiento agresivo en niños y adolescentes.

Los investigadores plantean la hipótesis de que los niños agresivos pueden no experimentar una respuesta emocional tan fuerte a situaciones de miedo como lo hacen sus compañeros menos agresivos; debido a que tienen una respuesta de miedo más débil, es más probable que adopten un comportamiento antisocial.

La científica psicológica Stephanie van Goozen, Ph.D., de la Universidad de Cardiff y sus colegas querían saber si el vínculo entre un SCA bajo y las conductas agresivas se podía observar incluso desde la infancia.

Los investigadores colocaron electrodos de grabación en los pies de los bebés a la edad de 1 año y midieron la conductancia de la piel en reposo, en respuesta a ruidos fuertes y después de encontrar un robot aterrador a control remoto. También recopilaron datos sobre sus comportamientos agresivos a los 3 años, según la calificación de las madres de los bebés.

Los resultados, publicados en la revista ciencia psicológica, reveló que los bebés de 1 año con SCA más bajo en reposo y durante el encuentro con el robot eran más agresivos física y verbalmente a los 3 años.

Curiosamente, SCA fue el único factor en el estudio que predijo una agresión posterior. Las otras medidas tomadas en la infancia (los informes de las madres sobre el temperamento de sus bebés, por ejemplo) no predijeron la agresión dos años después.

Estos hallazgos sugieren que mientras que una medida fisiológica (SCA) tomada en la infancia predice la agresión, las observaciones de las madres no lo hacen.

“Esto va en contra de lo que muchos psicólogos del desarrollo esperarían, es decir, que una madre es la mejor fuente de información sobre su hijo”, señala van Goozen.

Al mismo tiempo, esta investigación tiene importantes implicaciones para las estrategias de intervención.

“Estos hallazgos muestran que es posible identificar a los niños en riesgo mucho antes de que el comportamiento problemático sea fácilmente observable”, concluye van Goozen.

"La identificación de los precursores del trastorno en el contexto del desarrollo típico puede informar la implementación de programas de prevención eficaces y, en última instancia, reducir los costos psicológicos y económicos de la conducta antisocial para la sociedad".

Fuente: Asociación de Ciencias Psicológicas

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