El sentido del yo cambia con la madurez

Los investigadores han determinado que la sensación que tiene un niño de tener y ser dueño de un cuerpo difiere de la de los adultos.

Los expertos creen que esto indica que nuestro sentido del yo físico se desarrolla con el tiempo.

Investigadores de la Universidad de Londres postularon que la comprensión de nuestros sentidos, incluida la visión, el tacto y la orientación corporal, informa nuestra percepción de tener y ser dueño de un cuerpo.

En el estudio, Dorothy Cowie y su equipo plantearon la hipótesis de que podría haber diferencias de edad en la forma en que estos procesos se unen. Para probar esta hipótesis, se basaron en una ilusión sensorial conocida llamada "ilusión de la mano de goma".

En esta ilusión, el participante se sienta con la mano izquierda sobre una mesa, pero oculta a la vista.

En lugar de mirar su mano izquierda real, mira una mano izquierda falsa. El experimentador se sienta al otro lado de la mesa y acaricia la mano izquierda del participante con un pincel mientras también acaricia la mano de goma falsa.

Cuando los trazos del pincel se combinan para que ocurran al mismo tiempo y en el mismo lugar en las dos manos, el participante a menudo sentirá como si la mano falsa fuera la suya y percibirá el toque que siente como si surgiera del pincel que estaba usando. ve acariciando la mano falsa.

Cowie y sus colegas evaluaron a niños de tres grupos de edad diferentes (4-5; 6-7; y 8-9 años), así como a participantes adultos. Después de experimentar la caricia, se pidió a los participantes que cerraran los ojos y señalaran con el dedo índice derecho debajo de la mesa, de modo que quedara directamente debajo del dedo índice izquierdo de su mano real.

Al igual que los adultos, los niños eran sensibles a si las señales visuales y táctiles dadas por las caricias coincidían en las manos reales y falsas. Cuando fueron emparejados, todos los participantes experimentaron la ilusión de la mano de goma, y ​​cuando se les pidió que señalaran hacia su mano real, los puntos se acercaron más a la mano falsa y se alejaron más de su propia mano.

Curiosamente, los niños de todas las edades respondieron con más fuerza a la ilusión que los adultos. Los expertos creen que esto demuestra que los niños confían más que los adultos en ver su cuerpo para determinar su sentido del yo físico; esa confianza en la visión creó un fuerte sesgo hacia la mano falsa que estaban mirando.

A partir de estos hallazgos, los investigadores postulan que hay dos procesos distintos subyacentes al sentido del cuerpo que se desarrollan de acuerdo con diferentes horarios.

El proceso impulsado por ver toques en la mano se desarrolla temprano en la infancia, mientras que el proceso impulsado por ver una mano frente a nosotros no se desarrolla completamente hasta más tarde en la niñez.

El estudio se publica en la revista ciencia psicológica.

Fuente: Asociación de Ciencias Psicológicas

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