¿La edición de fotografías está llevando nuestro concepto de belleza al extremo?
Con el uso generalizado de la tecnología de edición de fotografías disponible a través de aplicaciones como Snapchat y Facetune, la "perfección" física que antes estaba reservada solo para modelos de revistas y celebridades ahora está disponible para todos.
Pero, ¿podrían estas fotos increíblemente perfectas estar haciendo más daño que bien? Algunos investigadores dicen que sí, que las selfies filtradas pueden elevar el listón de la belleza a proporciones inalcanzables.
En un nuevo artículo publicado en Cirugía plástica facial JAMA, investigadores del Boston Medical Center (BMC) afirman que estas imágenes "perfectas" están cambiando la percepción de la belleza de las personas. Eso puede tener un alto precio en la autoestima de una persona y desencadenar o empeorar el trastorno dismórfico corporal (TDC) en personas vulnerables.
“Ha surgido un nuevo fenómeno llamado 'Dismorfia de Snapchat'”, dijo Neelam Vashi, MD, director del Ethnic Skin Center en BMC y la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, “donde los pacientes buscan cirugía para ayudarlos a aparecer como las versiones filtradas de ellos mismos."
“Las selfies filtradas pueden hacer que las personas pierdan contacto con la realidad, creando la expectativa de que se supone que debemos lucir perfectamente arreglados todo el tiempo”, dijo Vashi. "Esto puede ser especialmente perjudicial para los adolescentes y las personas con TDC, y es importante que los proveedores comprendan las implicaciones de las redes sociales en la imagen corporal para tratar y aconsejar mejor a nuestros pacientes".
El trastorno dismórfico corporal es una enfermedad mental debilitante caracterizada por una preocupación excesiva por un defecto percibido en la apariencia. Las víctimas a menudo hacen todo lo posible y poco saludables para ocultar sus imperfecciones percibidas. Esto puede implicar la participación en comportamientos repetitivos como pellizcarse la piel y visitar a dermatólogos o cirujanos plásticos con la esperanza de cambiar su apariencia.
El trastorno afecta a alrededor del 2 por ciento de la población y se clasifica en el espectro obsesivo-compulsivo.
En el artículo, los autores hacen referencia a estudios que muestran que las adolescentes que manipulan sus fotos están más preocupadas por la apariencia de su cuerpo, y las que tienen una imagen corporal dismórfica recurren a las redes sociales como medio de validación.
Investigaciones adicionales han demostrado que el 55 por ciento de los cirujanos plásticos informan haber visto pacientes que desean mejorar su apariencia en las selfies.
Según los autores, la cirugía no es el mejor curso de acción en estos casos, porque no mejorará y puede empeorar el TDC subyacente. Recomiendan intervenciones psicológicas como la terapia cognitivo-conductual (TCC) y el manejo del trastorno de manera empática y sin prejuicios.
Fuente: Boston Medical Center