¿Cuánto tienen que ver nuestras personalidades con nosotros?

La personalidad se entiende como las características consistentes que mostramos con respecto a nuestro pensamiento, sentimiento y comportamiento. Comienza a emerger alrededor de los 3 años. Antes de eso, nos referimos a los aspectos genéticamente preparados de quiénes somos como temperamento.

La personalidad se forma dinámicamente a través de múltiples entradas de muchos otros. Se consolida en nuestra adolescencia hasta principios de los 20. Alrededor de los 30 años se vuelve relativamente fijo.

Según Daniel Siegel, la personalidad está profundamente arraigada en la mente humana por el flujo de información en el cerebro y entre cerebros, se crea a través de representaciones neuronales / mentales durante este flujo, y los intercambios interpersonales dan forma a su formación y maduración (1999).

Siegel agrega además que estas interacciones interpersonales construyen nuestras interpretaciones personales de la realidad. Y según Siegel, los vínculos maternos y paternos son fundamentales para crear la base necesaria del desarrollo intrapersonal e interpersonal. E indica que las emociones son el vínculo principal entre nuestro mundo intrapersonal e interpersonal. Y creo que esta base inicial nos establece un paradigma para toda la vida.

Nuestra trayectoria de vida implica una serie de oportunidades de desarrollo para construir un sentido saludable de uno mismo y de los demás. Esto construye nuestro autoconcepto con respecto a cómo los demás nos ven y sienten hacia nosotros. Afecta nuestro sentido de autoeficacia, confianza y competencia, y cómo otros nos perciben como prosociales, asociales o antisociales; a lo que me refiero como orientación global de la personalidad.

Por ejemplo, Erik Erickson propone una serie de etapas psicosociales de por vida. Consisten en lo siguiente: Confianza o Desconfianza; Autonomía o vergüenza y duda; Iniciativa o culpa; Industria o Inferioridad; Confusión de identidad o rol o basado en mis propias observaciones clínicas, Difusión de rol; Intimidad o aislamiento; Generatividad o estancamiento; Integridad o desesperación (Plotnik, 2014). Y me atrevo a agregar una etapa adicional basada en mis observaciones clínicas, Trascendencia y Alivio o Pavor y decadencia.

Del campo de la Sociología, tomo prestado el concepto de Valor Social Percibido (PSV). Esto se aplica a los diversos roles que todos nosotros representamos y a los conceptos de "personajes de primera y segunda etapa". Algunos se refieren a esto como nuestro yo privado y público. Como médico, estoy muy interesado en el grado de concordancia o desacuerdo entre estos dos yoes. ¡Aquellos con personalidades desordenadas tienden a mostrar una desconexión decidida entre los dos!

Refiriéndonos a la noción de roles, con el tiempo, promulgamos múltiples roles, a veces simultáneamente. Por ejemplo, yo era un niño, un adolescente, un hombre, un estudiante universitario, un médico de la Fuerza Aérea durante el Conflicto de Vietnam. Ahora estoy jubilado. También soy padre, abuelo, hermano, ex miembro de la facultad universitaria y similares. Nuestra personalidad determina lo bien que lo hacemos o no en estos diversos roles. Aquellos con personalidades desordenadas exhiben rigidez y disfunción en los distintos roles.

Entonces, como puede ver, la personalidad tiene mucho que ver con quiénes somos y cómo interactuamos con los muchos otros con los que entramos en contacto.

REFERENCIAS

Nevid, J., Rathus, S. y Greene, B. Psicología anormal en un mundo cambiante.

Plotnik, R. y Kouyoumdjian, H. Introducción a la psicología.

Siegel, D. (2001). La mente en desarrollo. Nueva York: The Guilford Press.

Wolfe, D. Psicología infantil anormal. (2010).

Este artículo invitado apareció originalmente en el galardonado blog de ciencia y salud y en la comunidad temática del cerebro, BrainBlogger: What’s Personality Got To Do With Us? Mucho.

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