Nuestro viaje compartido por la vida
Imagina también a todas y cada una de las personas que conoces en tu vida en este mundo como un jugador comprometido a alcanzar el mismo fin que tú. Cada relación que formamos ofrece una plataforma única que nos ayuda a refinar, reconocer o crecer de una forma u otra. Por lo tanto, trate cada relación que forje como una relación sagrada, ya sea paterna, de hermanos, matrimonial o platónica.
Incluso un encuentro fugaz con un camarero en un restaurante puede iluminar a una persona de una forma u otra. Por lo tanto, trate a cada persona que conozca, sin importar cuán humilde pueda parecer su trabajo, con el mayor respeto, ya que en toda posibilidad, ese encuentro ha sido perfectamente estructurado y programado para arrojar algo de luz sobre las áreas de usted que necesitan crecimiento o mejora. ¡No dejes que ese momento se escape! Agárrelo y úselo para mejorar su salud.
Al final del día, cuando ve y aprecia las relaciones humanas de esta manera, como un medio interactivo que estimula el progreso personal y edificante sin fin, ayuda a crear un gran grupo de personas que avanzan juntas para alcanzar sus respectivas metas. Habiendo establecido esta actitud de interacción humana simbiótica, comenzarán a ver que la única forma en que cualquiera de ustedes llegará al final más rápido o mejor es si se concentra en su papel y echa una mano de vez en cuando.
¿Y los dados que lanzas? Bueno, la parte divertida es no saber lo que la vida te depara a cada paso, para poder presionar los botones correctos y ponerte a prueba. Sin embargo, no se preocupe, esta es solo la forma que tiene la naturaleza de pulir sus asperezas y endurecerlo para los días tormentosos que se avecinan, en caso de que ocurran. Y cuando todas las nubes lluviosas hayan pasado, tenga fe en que disfrutará su parte justa de los cielos del arco iris. ¡Así que anímate, vive y deja vivir!