Sentirse perdido en la vida: una oportunidad de aprendizaje
Estoy convencido de que una de nuestras misiones en la vida es aprender lo que necesitamos para convertirnos en mejores versiones de nosotros mismos. Es por eso que nos encontramos en situaciones que no tenemos las herramientas para manejar. Cuando no sabemos qué hacer con las circunstancias y las emociones asociadas, se nos presenta una oportunidad de aprendizaje.Muchas veces me he encontrado en situaciones en las que me siento perdido, sin saber qué hacer ni por dónde empezar. En su mayoría son situaciones que cambian la vida, eventos que nos exigen tomar decisiones que definen la vida, aunque ni siquiera comprendamos lo que realmente está sucediendo.
Para algunas personas es la pérdida de un ser querido, para otras es perder el trabajo, o estar en un accidente automovilístico, víctima de un asalto, una ruptura, un divorcio, inmigración o cualquier otra situación que percibamos como traumática.
En una situación como esa, tendemos a pensar demasiado y a enfocarnos solo en esa situación específica. Comenzamos a sentirnos ansiosos por cómo vamos a superarlo y, tal vez, al mismo tiempo, tristes o culpables (o ambos) por lo que está sucediendo. Cuestionamos nuestras decisiones, "¿Por qué hice eso?" O, "¿Por qué no hice esto?" Pensamos en los "debería tener", "podría tener" y "debería tener", y luego nos culpamos a nosotros mismos y le damos a la situación o las personas involucradas, el poder de impactar nuestra autoconfianza y autoestima.
Comenzamos a tomar decisiones por razones equivocadas, pensando en lo que dirían los demás, lo que debería estar haciendo yo o lo que otros han hecho en esta situación. Entonces tomamos decisiones, postulamos a trabajos para los que no estamos capacitados o que no nos gustan nada, después de perder nuestro trabajo o mudarnos a otro país, solo porque “debería estar trabajando”, o estudiando una carrera específica solo porque lo que realmente nos gusta hacer no sería aprobado por nuestros padres, nuestro cónyuge, nuestros amigos, etc. También nos comparamos con los demás, generalizando y sacando la situación de contexto.
Sí, es más fácil decirlo que hacerlo. Generalmente, esas situaciones vienen llenas de emociones negativas. Miedo al futuro, miedo al fracaso o al éxito, tristeza por el pasado, por nuestras pérdidas, a veces arrepentimientos o culpa y ansiedad. En este punto, probablemente esté pensando cómo se supone que debe lidiar con todas las emociones y comprender qué necesita aprender de la situación al mismo tiempo. ¿Cómo haces eso?
Aquí hay algunas estrategias que pueden ayudarlo a manejar un momento difícil en la vida y superarlo de una manera más productiva y menos dolorosa.
- Conocete a ti mismo. No eres tu situación. Haga una pausa y reflexione sobre quién es usted además de la situación, qué le gusta, qué no le gusta, qué quiere y qué no quiere, qué podría aceptar y qué no podría aceptar.
- Respetarte a ti mismo. Una vez que sepa quién es usted y cuáles son sus límites, actúe en consecuencia. Piensa siempre, cómo lo que estás a punto de hacer impactará tu vida, ¿te llevará más cerca de donde quieres estar o de la persona en la que quieres convertirte?
- Sea compasivo con usted mismo. Entiende cuál es tu contribución a la situación siendo objetivo y luego, en lugar de castigarte, elige el perdón y decide qué puedes hacer diferente la próxima vez. En lugar de ser su peor juez, aprenda de sus errores y vuelva a intentarlo de otra manera.
- Comprueba la realidad. Cuando sienta que no es suficiente, que es un fracaso o que tiene demasiado miedo de intentarlo, pregúntese cuál es la evidencia de eso y quién dice eso. Si la respuesta es que no hay evidencia o que usted es la única persona que dice eso, podrá verse a sí mismo y a la situación desde una perspectiva diferente.
- Estar en el presente. La desesperación y la depresión generalmente provienen de mirar el pasado, y la ansiedad proviene de enfocarse en el futuro y lo que va a suceder. Cuando nos centramos en el pasado, revivimos la situación dolorosa una y otra vez y nos castigamos por ello. Cuando nos enfocamos en el futuro, nos preocupamos por algo que ni siquiera sabemos que va a suceder, sintiendo todas las emociones que sentiríamos en una situación como esa. Mientras nos enfocamos en el pasado o en el futuro, nos estamos perdiendo lo que está sucediendo en el presente, con sus cosas buenas y no tan buenas, no estamos realmente viviendo nuestras vidas.
- Estar agradecidos. No estamos programados para sentir dos emociones opuestas (felicidad y tristeza, o ansiedad y calma) al mismo tiempo. Cuando estás agradecido te estás enfocando en los aspectos positivos de tu vida, haciendo imposible que aparezca la ansiedad o la tristeza. Practica el agradecimiento tantas veces al día como puedas, especialmente cuando empieces a sentir las emociones negativas.
- Piense antes de actuar. Es muy difícil ser objetivo en un estado emocional intenso. Nos volvemos impulsivos, sobre todo para dejar de sufrir y encontrar una solución rápida a nuestros problemas. Hay un dicho que dice: "Nunca te rindas en un mal día". Evite tomar decisiones importantes en momentos cargados de emociones, piense antes de actuar.
- Haz lo que tengas que hacer. Si desea ver resultados, debe hacer el trabajo. Sea claro en sus objetivos. Luego, comprométete a hacer lo que tienes que hacer todos los días, concéntrate solo en lo que necesitas hacer en el momento presente, sabiendo que el próximo día, semana o mes también harás lo que tienes que hacer hasta lograr tu objetivo, hasta que estés del otro lado de la difícil situación. La mejor manera de avanzar es asegurarse de dar cada paso.
Me gustaría dejarles con una historia popular sobre un pajarito que aprende a volar. Un día, llegó el momento de abrir las alas y volar, pero estaba realmente asustado. Le preguntó a mamá: "¿Qué pasa si me caigo?"
Su mamá respondió: "Pero, ¿y si vuelas?"
Entonces, te pregunto: ¿y si vuelas?