¿Cuál es el propósito de la respuesta de lucha o huida?

Los humanos no venimos con un manual de instrucciones. Si lo hiciéramos, sospecho que haríamos un mejor trabajo para vivir la vida con menos dolor y más alegría.

El comportamiento humano ha evolucionado con el tiempo. Lo que funcionó para nosotros los humanos hace unos miles de años puede no ser tan útil hoy. Entonces, aunque nuestro comportamiento se adapta a los tiempos y al entorno cambiantes, se cree que nunca olvida por completo sus raíces evolutivas.

Una de las fuerzas impulsoras de algunos comportamientos humanos es algo llamado "respuesta de lucha o huida" (también conocida como respuesta de estrés agudo). Este es el término de psicología que describe una de las formas en que podemos reaccionar cuando estamos bajo estrés.

Comprender el propósito de la respuesta de lucha o huida puede conducir a una mayor comprensión de nuestro propio comportamiento cuando estamos estresados.

La respuesta de lucha o huida se caracteriza por sentir sensaciones corporales de estrés, por ejemplo, un aumento de la frecuencia cardíaca y una respiración más rápida. Puede sentir una presión en el pecho como si algo lo estuviera presionando. También puede tener una mayor sensibilidad sensorial: es más sensible a las imágenes o los sonidos que le rodean.

Todo esto ocurre para preparar al cuerpo para una de dos reacciones ante una amenaza percibida en nuestro entorno: luchar o correr (huir).

El sistema nervioso simpático del cuerpo es el responsable de preparar al cuerpo para una de estas reacciones. Estimula las glándulas suprarrenales, que a su vez desencadenan la liberación de cosas como adrenalina y noradrenalina. Esto es lo que hace que el cuerpo aumente su frecuencia cardíaca, presión arterial y frecuencia respiratoria.

Cuando la amenaza ha sido eliminada, ya sea huyendo de ella o derrotándola mediante la lucha, el sistema nervioso simpático del cuerpo puede tardar hasta una hora en volver a su nivel normal.

El propósito evolutivo de esta respuesta es obvio. En tiempos prehistóricos, una persona podría haberse encontrado en una situación en la que tiene que tomar una decisión rápida. Si la persona hubiera pasado mucho tiempo pensando en ello, es posible que se haya convertido en la comida de un león u otro animal. Se teoriza que la respuesta de lucha o huida del cuerpo eliminó el pensamiento de la ecuación para que pudiéramos reaccionar más rápidamente y seguir con vida.

A medida que nuestros cuerpos y mentes se han adaptado y evolucionado a los tiempos cambiantes, las amenazas se han vuelto menos obvias y, a veces, ni siquiera son reales. Hoy en día, nuestro cuerpo puede reaccionar incluso ante amenazas percibidas o imaginadas.

Prácticamente cualquier fobia puede desencadenar la respuesta de lucha o huida. Las personas que temen a las alturas, por ejemplo, no solo sentirán un miedo abrumador hacia ellas, sino que sentirán que su cuerpo reacciona al estar en un lugar alto a través del aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria. Pararse frente a una multitud para dar una presentación puede hacer lo mismo para algunas personas: desencadenar la respuesta de lucha o huida aunque no haya una amenaza real.

Reconocer la respuesta de su cuerpo a un factor estresante o amenaza inmediato puede ayudarlo a reaccionar en consecuencia. A través de ejercicios de relajación y meditación, puedes decirle a tu cuerpo: "Oye, esto no es una amenaza real, vamos a calmarnos".

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