¿Debería tener reuniones semanales para un mejor matrimonio?

Todo matrimonio requiere trabajo. Todo matrimonio tiene problemas. Y, con el tiempo, en todos los matrimonios, su estrecho vínculo como pareja puede aflojarse.

Tener una reunión matrimonial, en la que se discuta todo, desde las tareas del hogar hasta los desafíos, puede ayudar. La psicoterapeuta Marcia Naomi Berger, MSW, LCSW, comparte los detalles del proceso de cuatro partes en su libro Reuniones matrimoniales para un amor duradero: 30 minutos a la semana para la relación que siempre ha deseado.

Una reunión matrimonial ayuda a las parejas a reconectarse de forma regular. Evita que los problemas se acumulen y aumenten. Mantiene un hogar funcionando sin problemas y ayuda a las parejas a trabajar en equipo.

Las reuniones matrimoniales también permiten que ambos se sientan escuchados. Como señala Berger, "Una reunión matrimonial exitosa requiere que ambos miembros de la pareja comuniquen sus pensamientos, sentimientos, deseos y necesidades".

Específicamente, las parejas se reúnen una vez a la semana, todas las semanas, y siguen esta misma secuencia:

Expresando aprecio.

Cada socio se turna para hablar sobre lo que apreciaron del otro durante la semana anterior. Esto establece un tono positivo para el resto de la reunión (y su relación).

Por ejemplo, podrías decir: "Agradecí que me escucharas hablar sobre mi trabajo ayer", "Aprecié que apagaras el teléfono para que pudiéramos hablar" o "Aprecié que prepararas la cena el lunes".

No interrumpas a tu pareja mientras habla y evita criticarla.

Hablar de las tareas del hogar.

Según Berger, esta parte se desarrolla como una reunión de negocios. Cada socio habla sobre las tareas en su lista de tareas pendientes. Juntos, deciden qué tareas se abordarán la próxima semana y qué tareas pueden esperar.

A continuación, averigua quién realizará o delegará cada tarea. Luego, discute tu progreso con las tareas de las reuniones anteriores.

Si hablar de una determinada tarea se vuelve demasiado emotivo, mueva esa conversación a la última parte de la reunión.

Planificación de buenos tiempos.

En esta tercera parte, las parejas programan su cita semanal, salidas familiares, vacaciones, encuentros con amigos y al menos una actividad agradable que realizan por su cuenta. Los socios presentan sus ideas e intercambian ideas juntos. Luego deciden las actividades y las programan.

Tu cita puede ser cualquier cosa, desde dar un largo paseo hasta tomar un café en tu café favorito o preparar un picnic para el parque.

Resolución de problemas y desafíos.

En la última parte de su reunión, los socios eligen uno o dos temas que les gustaría discutir. Mientras habla sobre el tema, su cónyuge escucha atentamente. Una vez que sienta que lo ha entendido y escuchado, su pareja puede responder. Luego, haces una lluvia de ideas de soluciones.

Al final, puede llegar a un acuerdo, decidir continuar la conversación en su próxima reunión o aceptar que el problema no se puede resolver y ambos aprenderán a vivir con él (como el rasgo de un compañero).

Con el tiempo, también puede darse cuenta de que un problema está causando una ruptura en su relación. Es entonces cuando puede resultar útil buscar asesoramiento profesional.

Si hay tiempo, puede abordar otro problema y seguir el mismo proceso. Termine la reunión con una nota positiva y agradezca a los demás por participar. Luego hagan algo que disfruten, ya sea juntos o individualmente.

Tener este tipo de reunión puede parecer extraño al principio. Pero discutir sus preocupaciones y cómo funciona su hogar, así como planificar momentos divertidos juntos, puede ser de gran ayuda para reconectarse y reconstruir su relación.

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