¿Qué es más importante: decir la verdad o mantener relaciones seguras?

A menudo escuchamos que es importante decir su verdad, para expresar sus sentimientos, pensamientos y percepciones honestos. Pero, ¿con qué frecuencia creamos rupturas en nuestras relaciones siguiendo este dictado con demasiada rigidez?

Queremos ser fieles a nosotros mismos y vivir con autenticidad e integridad. No queremos ser codependientes y ocultar nuestros verdaderos sentimientos para proteger o aplacar a los demás. La intimidad no puede prosperar en un clima de falta de honradez emocional y falta de autenticidad.

Sin embargo, la investigación detrás de la teoría del apego nos dice que necesitamos seguridad en nuestras relaciones como base para el amor y la conexión. Entonces, la pregunta es esta: ¿Qué se necesitaría para ser nosotros mismos y decir nuestra verdad mientras también mantenemos un clima de seguridad emocional en nuestras relaciones importantes?

Todos somos presa de las garras del narcisismo, y en la medida en que nos atrape en un momento particular, no nos inclinamos a considerar cómo estamos afectando a los demás. Podemos enorgullecernos de "lo digo como son" (o cómo pensamos que es) sin tener en cuenta las posibles consecuencias. Al carecer de empatía, hay poca preocupación por cómo se sienten los demás.

Muchas personas han trabajado duro para curar las heridas de la infancia y superar una historia de vergüenza y falta de respeto. Paralizados por la tendencia a pensar que les pasa algo, tienden a anteponer los sentimientos de los demás a los propios. Luchando durante décadas de restar importancia a lo que quieren para responder a lo que otros quieren de ellos, pueden sentirse aliviados al declarar: "¡Tengo derecho a honrar mi propia experiencia y expresar mis verdaderos sentimientos y necesidades!"

Decir nuestra verdad puede darnos un poder refrescante. Es un alivio decir lo que pensamos sin sentirnos demasiado responsables de los demás. Pero entramos en una zona de peligro cuando la autoexpresión descontrolada se vuelve tan dominante o intoxicante que nos aislamos de cómo estamos afectando a los demás.

A medida que ganemos más facilidad para conocer y expresar nuestros sentimientos y puntos de vista personales, podemos aprender a hacerlo de una manera que preserve la confianza interpersonal. Podemos desarrollar la habilidad de ir dentro de nosotros mismos, notar sentimientos genuinos y hacer una pausa lo suficiente para considerar si se siente bien decir algo, y luego, lo más importante, cómo para decirlo.

Cuando sabemos en nuestros huesos que tenemos derecho a nuestros sentimientos, podemos darles espacio para que se filtren un poco más sin representarlos, lo que nos da tiempo para responder con sensibilidad en lugar de reaccionar impulsivamente.

Preservando la seguridad

John Gottman realizó una importante investigación sobre lo que hace que las relaciones prosperen. Un descubrimiento fundamental fue que a los socios les va mejor cuando son conscientes de cómo se afectan entre sí.

Se necesita una gran dosis de autoestima para darse cuenta de que nuestras palabras y acciones pueden afectar poderosamente a los demás. Al crecer sintiéndonos impotentes, podemos olvidar que tenemos el poder de herir a otros con una palabra casualmente cruel o una actitud de desprecio. Ser conscientes del poder de nuestras palabras puede recordarnos que debemos hacer una pausa antes de hablar.Podemos entrar, notar lo que es emocionalmente resonante para nosotros y encontrar una manera de transmitir nuestra experiencia para que sea más probable que preserve la confianza que volar el puente interpersonal.

El experto en comunicación Marshall Rosenberg estaba muy consciente de la importancia de decir nuestra verdad y al mismo tiempo mantener la seguridad en nuestras relaciones. Pasó toda su vida perfeccionando herramientas de comunicación que nos permitieran expresar nuestra voz y al mismo tiempo invitar a las personas hacia nosotros en lugar de alejarlas.

Cuando se activa la parte de "lucha" de la respuesta de lucha, huida y congelación, somos propensos a atacar a las personas por las que nos sentimos agraviados. Al detallar sus muchos defectos, los culpamos, juzgamos, criticamos y avergonzamos en nombre de decir nuestra verdad, a menudo con un aire sutil de autocomplacencia y arrogancia. Pero a menos que nuestra verdad se presente de una manera que incorpore respeto y sensibilidad hacia los tiernos corazones de los demás, es decir, a menos que antepongamos la seguridad a la autoexpresión impulsiva, continuaremos dañando la confianza, dejándonos solos y desconectados.

Necesitamos decir lo que es verdad para nosotros. Pero si queremos relaciones enriquecedoras, también debemos salvaguardar la confianza. Es una práctica constante decir nuestra verdad mientras mantenemos cierta atención en cómo estamos afectando a las personas. Esto puede incluir notar la vergüenza saludable que resulta cuando violamos los límites de otra persona, sin castigarnos por nuestros errores humanos, sino aprender de ellos.

Decir nuestra verdad de una manera que preserve la confianza significa cultivar recursos internos que nos permitan expandir nuestra tolerancia a la incomodidad emocional. Necesitamos bailar hábilmente con nuestras ardientes emociones en lugar de representarlas. Tomarse el tiempo para contener suavemente nuestros sentimientos internamente antes de hablar nos permite encontrar una forma no agresiva y que fomente la confianza para revelar lo que hay en nuestro corazón.

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