Ansiedad saludable y no saludable: hay una diferencia

La forma en que pensamos sobre la ansiedad (y lo que hacemos con ella) es fundamental para determinar cómo nos afecta.

No es fácil distinguir entre la ansiedad saludable y la no saludable. Pocas emociones evocan más confusión definitoria que la ansiedad.

El Diccionario Websters define la ansiedad como "inquietud aprensiva o nerviosismo, generalmente por una enfermedad inminente o anticipada: un estado de ansiedad". Unos pocos de nosotros no hemos sentido esta emoción humana normal, tan omnipresente es su experiencia.

Pero la ansiedad también es una clase de psicopatología que genera más de 25 diagnósticos que abarcan casi 100 páginas en el Manual diagnóstico y estadístico (DSM5), la herramienta de medición de diagnóstico para trastornos psicológicos.

¿Así que qué es lo? ¿Saludable o insalubre?

Como ocurre con tantas dicotomías construidas, la respuesta a esta es: depende.

La ansiedad puede ser tanto saludable como malsana. Y notar la diferencia depende en gran medida de cómo te afecta, qué piensas al respecto y qué haces con él.

La mejor manera de lidiar con la ansiedad es midiéndola a través de estas 3 variables para ayudarlo a determinar cuándo la ansiedad es saludable y cuándo no:

1. ¿Cómo le afecta la ansiedad?

El pensamiento convencional ha sostenido que es la cantidad y la gravedad de la ansiedad lo que determina si es saludable o no. Demasiada ansiedad generalmente no es saludable, mientras que algo de ansiedad puede ser útil e incluso saludable. Pero evaluar la salud de la ansiedad tiene más que ver con su impacto en su vida que con su gravedad.

De hecho, el DSM5 utiliza un modelo de umbral en lugar de gravedad para determinar la patología: cuando los síntomas comienzan a causar un deterioro en su vida y funcionamiento, los síntomas se consideran alterados.

El impacto, más que la gravedad, es una clave importante para evaluar el papel de la ansiedad en su vida.

2. ¿Cómo se entiende la ansiedad?

A medida que aprendemos más sobre la ansiedad y el estrés, nuestra comprensión evoluciona. La ciencia ahora sugiere que el impacto negativo de los síntomas está determinado significativamente por cómo lo pensamos.

Biológicamente alineada con el estrés, la ciencia de la ansiedad se superpone muy a menudo con la ciencia del estrés, especialmente con respecto a los estudios con animales. Un estudio reciente notable sobre los efectos del estrés en la salud ha demostrado que la cantidad de estrés importa menos que cómo lo ve y qué hace con él.

Estos datos sugieren implicaciones importantes para la ansiedad: cómo pensamos acerca de ella y qué hacemos con ella puede ser más importante que cuánto tenemos de ella.

Si cree que su ansiedad no es saludable, probablemente lo sea. Y no solo porque seas muy consciente de ti mismo, sino porque tu miedo lo hace así. Temer nuestra ansiedad tiende a intensificarla, mientras que pensar positivamente sobre la ansiedad puede hacerla útil.

Con lo que sabemos sobre la ansiedad, no es exagerado decir que cómo pensar acerca de él puede determinar si es saludable o no saludable.

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3. ¿Qué haces con tu ansiedad?

Esta es quizás la parte más importante: el hacer. ¿Cómo usa su ansiedad y qué hace con ella?

La ansiedad puede alertarlo sobre las cosas que le importan y alimentar su motivación para actuar o alertarlo sobre miedos más allá de su control que alimentan la rumia, la abstinencia y más miedo.

La diferencia entre estos dos tipos de ansiedad radica en cómo la piensa y, en última instancia, en lo que hace con ella.

Según una nueva investigación, las personas ansiosas pueden estar más alerta para tomar medidas, "capaces de reaccionar de manera rápida y eficiente cuando se enfrentan a situaciones peligrosas".

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Cuando no usamos la ansiedad para resolver problemas, sino que la dejamos supurar y asustarnos para que sintamos más miedo y ansiedad, la volvemos contra sí misma y la transformamos en algo dañino.

Saber que la ansiedad nos prepara naturalmente para resolver problemas y tomar medidas protectoras puede ayudarnos a canalizar su energía hacia soluciones.

Con suerte, sus respuestas a estas tres preguntas le ayudarán a determinar cómo está operando la ansiedad en su vida y si es saludable. La forma en que pensamos sobre la ansiedad y lo que hacemos con ella es fundamental para determinar cómo nos afecta.

Si no está satisfecho con la forma en que opera la ansiedad en su vida, observe lo que no funciona y use su ansiedad para impulsar la resolución de problemas. Su primer paso de acción podría ser cambiar su forma de pensar al respecto, o quizás cambiar lo que hace con él.

La buena noticia es que observar de cerca su ansiedad, ya sea saludable o no saludable, es el primer paso para controlarla y, en última instancia, usarla en su beneficio.

Este artículo invitado apareció originalmente en YourTango.com: Cómo saber la diferencia entre ansiedad saludable y no saludable.

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