La posible conexión entre la obesidad infantil y el bajo coeficiente intelectual

La obesidad es una carga para la salud mundial, un factor de riesgo grave para el desarrollo de trastornos metabólicos, enfermedades cardiovasculares y muchas otras afecciones. Pero algunos investigadores creen que además de afectar la salud física, la obesidad puede dañar el cerebro y comprometer la inteligencia.

Los estudios de imágenes cerebrales han documentado múltiples anomalías estructurales y funcionales en el cerebro de individuos obesos, que ya son evidentes en la adolescencia.

Además, los resultados de la investigación indican que incluso la obesidad en la infancia se asocia con puntuaciones de inteligencia más bajas. Pero esto no es todo. Según algunas investigaciones, existe causalidad en la dirección opuesta, lo que significa que un coeficiente intelectual más bajo en la infancia da como resultado una mayor prevalencia de obesidad en la edad adulta.

Los estudios científicos han investigado la asociación del coeficiente intelectual y la obesidad en grandes cohortes. Por ejemplo, un grupo de investigadores analizó datos en un estudio longitudinal prospectivo e investigó si volverse obeso está asociado con una disminución de la inteligencia desde la niñez hasta la edad adulta. Se incluyó y siguió a más de mil niños hasta su cuarta década de vida. Las mediciones antropométricas (es decir, peso corporal y altura) se llevaron a cabo al nacer y en 12 ocasiones más tarde en la vida, a las edades de 3, 5, 7, 9, 11, 13, 15, 18, 21, 26, 32 y 38. Las puntuaciones del cociente intelectual (CI) se evaluaron a las edades de 7, 9, 11 y 38 años. Como demostraron los resultados, los participantes que se volvieron obesos tenían puntuaciones de CI más bajas en la edad adulta en comparación con los participantes cuyo índice de masa corporal ( IMC) se mantuvo dentro del rango normal. Sin embargo, los participantes obesos no experimentaron una disminución severa en su coeficiente intelectual a lo largo de su vida, lo que significa que tenían puntajes de coeficiente intelectual más bajos incluso en la infancia, en comparación con los controles de peso normal.

Otro estudio basado en la población siguió a los bebés nacidos en la misma semana de 1950 en el Reino Unido durante más de medio siglo. Se incluyeron más de 17 mil bebés y se evaluó su inteligencia a las edades de 7, 11 y 16 años, mientras que el nivel de obesidad y el IMC se evaluaron en 51. Los resultados indicaron efectos negativos de la inteligencia infantil sobre el IMC y el nivel de obesidad en adultos. Además, resultó que los niños más inteligentes tenían hábitos alimentarios más saludables y se ejercitaban con más frecuencia cuando eran adultos.

Considerando la asociación negativa entre la obesidad infantil y la inteligencia, un estudio de revisión cuestionó la dirección de esta causalidad. Después de un examen cuidadoso de estudios poblacionales longitudinales, este estudio de revisión sugirió que la dirección de la causalidad pasa de tener una inteligencia baja que resulta en aumento de peso y obesidad. También afirmó que el aumento excesivo de peso no provocó una disminución en el coeficiente intelectual. El estudio no encontró pruebas sólidas de que la obesidad afecte las funciones cognitivas o conduzca a un deterioro cognitivo, mientras que estableció pruebas de que una inteligencia deficiente en la infancia conduce a un aumento de peso en la edad adulta.

Aún así, no todos los científicos están de acuerdo con estas conclusiones. Por ejemplo, un grupo de investigadores investigó el impacto de la obesidad en las funciones cognitivas en niños con trastornos respiratorios del sueño. Incluyeron tres grupos de niños en el estudio: niños con apnea obstructiva del sueño, niños con apnea obstructiva del sueño y obesidad y niños sin ninguna de estas afecciones (control normal). El objetivo era evaluar las puntuaciones de CI total, verbal y de rendimiento en estos niños. Los puntajes de CI total y de desempeño resultaron ser significativamente más bajos en los niños con apnea obstructiva del sueño y obesidad, en comparación con los otros dos grupos. Además, el IMC influyó negativamente en la puntuación total de CI en niños obesos (con apnea obstructiva del sueño). Este estudio demostró claramente que la obesidad puede conducir a mayores deterioros cognitivos.

Dado que el coeficiente intelectual infantil y la obesidad están vinculados, otros investigaron si la obesidad materna antes del embarazo puede afectar el desarrollo neurológico del niño. Se incluyeron más de 30 mil mujeres; se calculó su IMC antes del embarazo y se evaluó el coeficiente intelectual de los niños a los 7 años de edad. Los resultados indicaron que las mujeres con un IMC de alrededor de 20 kg / m2 tenían hijos con los puntajes de CI más altos. Por el contrario, la obesidad materna (IMC 30 kg / m2) se asoció con puntuaciones más bajas de CI verbal y total. Más importante aún, el aumento de peso excesivo durante el embarazo aceleró esta asociación.

Todos estos hallazgos confirman que existe un vínculo entre la inteligencia infantil y el peso corporal en el futuro. Pero, ¿cuál es el mecanismo subyacente a este fenómeno?

Según algunos estudios, una mayor inteligencia (CI) en la infancia predice un mejor estatus socioeconómico más adelante en la vida (un mayor nivel educativo con mejores ingresos). Además, un mayor nivel educativo parece reducir el riesgo de obesidad, probablemente basado en mejores hábitos dietéticos (opciones de alimentos más saludables). Esto podría explicar en parte cómo un coeficiente intelectual más bajo en la infancia puede conducir a un aumento de peso y obesidad más adelante en la vida. En lo que respecta al impacto que tiene el exceso de peso en la inteligencia, parece que se necesita más investigación para confirmar esta asociación y dilucidar los mecanismos subyacentes. Una de las posibles explicaciones de esta asociación es que las hormonas producidas por las células grasas pueden dañar las células cerebrales. Otra posibilidad es que el exceso de peso corporal pueda poner en peligro los vasos sanguíneos cerebrales y, por tanto, alterar las funciones cerebrales.

Aunque la causa de las puntuaciones de inteligencia reducidas por la obesidad no está del todo clara, es evidente que el vínculo existe. Dado que la obesidad es un problema de salud mundial en aumento, sus efectos negativos también deben investigarse en términos de su impacto en las funciones cognitivas y la inteligencia. Esto es especialmente importante cuando consideramos que incluso la obesidad antes del embarazo conduce a un coeficiente intelectual más bajo en los niños.

Referencias

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Este artículo invitado apareció originalmente en el galardonado blog de ciencia y salud y en la comunidad temática del cerebro, BrainBlogger: Is Childhood Obesity Linked to Lower IQ?

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