¿Feliz o resiliente?
¿Es posible la felicidad perpetua? Y aún más, ¿es incluso deseable?
En 1962, Victor y Mildred Goertzel publicaron un libro titulado Cradles of Eminence: Un estudio provocativo de la infancia de más de 400 hombres y mujeres famosos del siglo XX. Eligieron a personas que habían tenido al menos dos biografías escritas sobre ellos y habían hecho una contribución positiva a la sociedad. Sus temas incluyeron a Henry Ford, Louis Armstrong, Frida Kahlo, Eleanor Roosevelt y Marie Curie.
Los Goertzels descubrieron que menos del 15% de sus hombres y mujeres famosos se habían criado en hogares tranquilos y solidarios. El diez por ciento había crecido en un entorno mixto. De las 400 personas exitosas, el 75% había crecido en una familia con algún tipo de problema o carga importante. Los autores concluyeron que existía cierta conexión entre el desempeño y el éxito y la superación de la adversidad.
En otras palabras, estos líderes sociales y empresariales fueron resistentes.
Nadie diría jamás que las personas deberían ser sometidas deliberadamente a circunstancias difíciles. De hecho, muchas de estas condiciones son injusticias que deben eliminarse. Pero tampoco parece que sea ideal que las personas se críen en una situación “feliz” que se define como aquella que aísla y aísla a alguien de cualquier dificultad u obstáculo.
Esta visión de la resiliencia se ve confirmada por estudios no solo de personas conocidas, sino también de personas en todos los ámbitos de la vida. Por ejemplo, los psicólogos Emmy Werner y Ruth Smith han observado a 698 personas en la isla hawaiana de Kauai desde 1955. Los resultados de su Estudio Longitudinal de Kauai se resumieron más recientemente en su libro de 2001 Viajes desde la niñez a la mediana edad.
Aquellos en el estudio que superaron una infancia difícil fueron solucionadores de problemas activos que trabajaron constantemente para mejorar sus vidas. Identificaron y utilizaron para su beneficio las fortalezas particulares que tenían, desde un ingenio rápido hasta una personalidad atractiva. Establecen metas ambiciosas pero realistas. Aprovecharon las oportunidades que se les presentaron, desde la educación hasta los buenos amigos. Y buscaron personas que los apoyaran y se preocuparan por ellos, incluidos maestros, amigos, familiares y compañeros de trabajo.
Quizás lo más importante es que aquellos que superaron la adversidad para alcanzar sus metas nunca se rindieron. Según una investigación de Anke Ehlers de la Universidad de Oxford, es este "luchador interior" el que impulsa la resiliencia. Ehlers descubrió que incluso cuando aquellos que enfrentaban la adversidad "hicieron las paces" con las difíciles condiciones externas a través de su comportamiento, la determinación interna de superar esas condiciones reducía en gran medida el estrés postraumático. Nunca mentalmente "ceder o darse por vencido" es lo que permite a las personas superar la adversidad más fuertes y más capaces.
Dado todo esto, ¿qué podemos hacer para ser más resilientes?
Primero, busque y comience un proyecto desafiante. Ya sea que se trate de aprender kárate, aprender a tocar un instrumento o completar un curso educativo o de capacitación, la determinación de tener éxito en sus propios términos puede ayudarlo a prepararse para tener éxito cuando los términos son impuestos por condiciones externas.
A continuación, resista a ceder ante circunstancias o personas que le impidan alcanzar sus objetivos legítimos. Las acciones para tener éxito frente a la adversidad realmente comienzan con una determinación mental inquebrantable de superar.
En tercer lugar, participe en un afrontamiento activo. La mayoría de las adversidades graves no se resuelven ni rápida ni fácilmente. Elabore un plan para mejorar su situación y trabaje para lograrlo de una manera constante y continua. El progreso aumenta nuestra determinación y nos recuerda nuestra propia fuerza y capacidad.
Finalmente, comuníquese con los demás. Quizás el mito más grande, y más dañino, que existe es que las personas resilientes no necesitan ayuda. De hecho, buscar apoyo es exactamente lo que hacen las personas resilientes. Amigos, familiares, colegas, psicólogos profesionales, capacitadores en el lugar de trabajo y otros están allí para ayudarlo a llevarlo a cabo.
La felicidad es grandiosa. Pero dado el hecho de que la vida nos presenta a todos con las "hondas y flechas de la escandalosa fortuna", la resiliencia podría ser incluso mejor. Es una habilidad al alcance de todos.